1. Mi historia muy real (7)


    Fecha: 21/07/2024, Categorías: Gays Autor: Curioso45, Fuente: TodoRelatos

    ... me arreó un fustazo de tal calibre que estuve seguro de que me iba a dejar marca (como así fue). Lo disfruté como si me hubieran clavado una polla por el culo, pero para evitar dar explicaciones le pedí que bajase la fuerza, a lo que accedió.
    
    Entre mamada y mamada, comencé a dale lametones en los huevos, que tenia gloriosos el calladito, y en un momento dado le pregunté si no le importaba que le chupase el ojete (estaba sentado, y me sería difícil hacerlo sin pedírselo). Fiel a su costumbre no abrió la boca… se limitó a acomodarse, levantando las piernas y exponiendo su culo para que yo, con una contorsión de todo mi cuerpo, poniéndome de lado, pudiera inclinar la cabeza y acomodar mi cara debajo de sus cojones y entre las nalgas abiertas, para sacar la lengua y acariciar con ella su sucio ojete sudado, que me supo a gloria. La posición, muy forzada, no me dejó disfrutar mucho tiempo de la comida de culo, y el calladito parecía más dispuesto a que se la comieran que a otra cosa, sacándome de debajo de sus cojones tirándome del pelo y volviendo a colocarme la boca en su polla.
    
    En uno de esos momentos que lograba separar mi cara del pollón del calladito, ostia fuerte en la cara por mediante, miré hacia mi derecha y ví que el parlanchín se había puesto de pie en la cama a mi lado, con las piernas arqueadas y su polla tiesa apuntándome a la cara. Le mire y le dije “¿a ti no te la voy a comer?”. Me dijo que si, pero que su colega no me la metía, porque era hetero. Así que comencé a chuparsela mientras el otro nos miraba con atención. Sólo fue un ratito, su polla era más pequeña y no tenia más sabor que el del propio sexo. El calladito parecía celoso, o sentía que su polla se había quedado a medias, así que no tardó en volver a atraer mi cabeza hacia su miembro, forzando mi mamada. El parlanchín se puso ahora detrás mío, y escuché cómo abría el envoltorio de un condon. Bueno, eso y le escuché a él relatarlo, porque no se callaba ni por casualidad: “ahora me voy a follar a esta puta. Le voy a meter el nabo hasta el fondo, mientras le limpia el sable a mi colega. Menuda putita nos estamos zumbando, tío. Mira como te la come. Ahora se a a enterar de lo que es una polla taladrándole el culo”.
    
    Dicho y hecho. Se enfundó la gomita y apoyó su capullo en la entrada de mi ojete, dando empujones de cadera para ver si entraba poco a poco. La sensación de notar su nabo profundizando mis entrañas me puso muy perra. Recoloqué mis rodillas para abrir más mis piernas y permitir que su polla entrara con más facilidad, más profunda, y que sus huevos golpearan mis huevos por detrás, negando mi masculinidad. Tras un breve mete-saca, se separó de mí y arrancó mis labios del pollón del calladito, diciéndome: “date la vuelta”. Junto a la cama, pegada a ella en realidad, había una especie de camilla de masajes que tendría como 60 o 70 cm más de altura que la cama. El parlanchín hizo al calladito sentarse allí, y a mi ponerme a cuatro patas mirando hacia la camilla ...
«12...5678»