Mi historia muy real (7) - Relatos Eróticos

Mi historia muy real (7)

... esto batido en la mente de quien desea sentirse humillado, quien se excita sintiendo que arrastran su dignidad por el suelo y lo tratan como una puta barata, dispuesta a todo, es un potente atractivo. Además, no soy ni siquiera original. Esos vídeos, llevados por el algoritmo de las páginas correspondientes, terminan llevándote a otras páginas de “sissy bbc sluts”: páginas que te convencen de que los chicos blanquitos deseamos convertirnos en nenazas para nuestros toros negros, y buscamos sus pollas para que nos revienten y con ello nos conviertan en lo que deseamos, meros instrumentos de placer del hombre negro.

Con todo esto en la cabeza, comerme una polla negra era un anhelo que me quitaba el sueño. Por entonces había otra práctica que también empezaba a hacerse fuerte en mis fantasías: comer culo. Para una puta arrastrada como yo deseosa de humillarse, comerse un culo es una operación de doble excitacion: por una parte, desde el punto de vista de quien lo come (yo) es una degradación, ya que accedes con lo más íntimo y limpio de ti (la lengua) a lo más sucio y tabú del otro (su ojete). Pero además, desde el punto de vista del otro, le permite la posición de poder de obligarte a chupar un culo que puede oler a sudor, y que por muy limpio que esté ya sabemos lo que ocurre por ahí. “Límpiame el ojete, perra”. Lo imagino, y me pongo malo.

Esta práctica es todavía más excitante si se lo haces a un chico negro. De hecho, durante un tiempo corrió el rumor o historia de que había actrices porno blancas que se negaban a hacer escenas de rimmming (comer culo) si el chico era negro. La historia era sin duda muy suculenta. Albergaba racismo, el tabú del ojete, pero además mezclado con esa aprensión relacionada del ojete con la sustancia negra, más negra todavía si la piel del culo en cuestión era también negra… ¿huelen los negros peor, en general? ¿Huele peor el culo de un negro que el de un blanco? ¿Es más difícil percibir “restos” en un culo negro que en uno blanco? Sólo pensar estas cosas, me empalmaba. Además tenía cierta experiencia con esta práctica: como recordaréis, en una de mis aventuras le pedí al chico (de pago) que no se limpiase especialmente, que me gustaba el olor natural a sudor y demás… con el resultado de que, al arrodillarme frente a él, y darse la vuelta ofreciéndome el ojete para que se lo lamiese, al primer lametón descubrí el sabor ocre de sus restos mal limpiados… ¿y que hice entonces? ¿Me detuve y le pedí que se limpiase? No, como ya sabéis, una vez de rodillas con la lengua arrastrándose por el agujero, aceptas lo que recibes y sigues estoicamente limpiándole la salida de su conducto mientras le notas estremecerse de placer ante el conocimiento de que te está marcando con su olor y sabor.

Pues eso, que nuevamente acudí al sexo de pago, pero busqué un negro. En las fotos del anuncio estaba bastante mazado, y gastaba una polla de buen tamaño. Hacia frío aquel día, y tardó en llegar al sitio más que yo, de modo que cuando ...