1. Mi historia muy real (7)


    Fecha: 21/07/2024, Categorías: Gays Autor: Curioso45, Fuente: TodoRelatos

    ... todo empezó yo estaba aterido… no me voy a entretener demasiado en contar detalles: fue un soberano desastre. El chico era hasta guapo, con unas facciones suaves y unos labios carnosos que acentuaban una mirada dulce. Pero claro, es lo opuesto a lo que yo buscaba, nunca me ha interesado la belleza masculina, no iba a besarlo, y deseaba que me diera caña… nada de eso ocurrió. Con deciros que incluso, por primera vez (y hasta ahora única) en mi experiencia con hombres, terminó chupándome él a mi la polla…
    
    A ver, todo no fue mal. Nada más quitarse la ropa, me lance sobre su polla y comencé a comérmela con avidez. No es que al chico no se le empalmase. Sí que se le ponía dura, sobre todo si yo trataba de empujar su capullo hacia el fondo de mi garganta. No era tan grande como parecía en las fotos, eso sí. No como en los vídeos que yo devoraba. Pero tenía unos huevos magníficos, que me dejaba sobar y lengüetear a placer. Lo mejor de todo fue comerle el culo. Creo que él no se lo esperaba, y cuando le volteé para abrirle las nalgas y hurgar con mi lengua en su agujero, dió un respingo de placer. Su culo sí olía a culo, pero como tiene que ser: culo sudado, de llevar todo el día los gayumbos puestos. Me di un banquete grande, y él no parecía querer que yo me detuviese. De vez en cuando, salía de debajo de sus huevos y le pasaba la lengua por la polla (no parecía interesarle mucho), e incluso le besaba por encima de la polla el vientre y demás… era una treta para terminar aspirando el aroma de su axila, penetrante y sabrosísimo de sudor acumulado, pasándole la lengua con detenimiento. Eso le gustó, pero siempre invariablemente terminaba dirigiendo mi cabeza hacia su culo. No se cuánto del tiempo que estuvimos me tocó comerle el culo. La mitad, quizás.
    
    El desastre llegó cuando le pedí que me follara. Nada más empezar, me quedó claro que aquello no era lo suyo. Comprendí que debía ser casi exclusivamente hetero, y esto lo hacía para ganar dinero. En esas condiciones podía incluso chuparmela o dejarse follar (me sugirió ambas), imagino que porque eso solo exigía de él dejarse hacer. Para follarme, yo tenía que excitarle, y eso era más complicado. No pudo casi ni ponerse el condon. Viendo el desastre, y que el tiempo corría, le sugerí como mal menor (cosa increíble en mi), que me la chupara. Lo hizo con asombrosa dedicación y buen hacer. Incluso he de decir que cuando le miraba, esos labios carnosos sorbiendo ruidosos mi nabo me parecieron excitantes, y terminé empalmandome y descargándole una corrida de cierto calibre en la boca. Allí terminó todo.
    
    Tardé bastante en volver a las andadas. No fue sino hasta el verano siguiente, y nuevamente acudí al sexo de pago. Andaba yo caliente con buscar una transexual, ya que últimamente eso me ponía a mil. La suma de feminidad de rasgos con la potencia de una polla gorda y unos huevos colgones, la humillación de ponerme en cuatro con el culo en pompa para que me empotrara una hembra con voz de camionero… ...
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