El Advenimiento Parte 2. Capítulo 1 - Relatos Eróticos

El Advenimiento Parte 2. Capítulo 1

... preocupo.

Ella me mira una vez ya erguida, viéndome sentado en la mesa, sin saber qué decir. «Ya veo que no hay nada que hacer… Yo quería ser más cariñoso con él… No dañarle… Pero el daño ya está hecho…»

—¡Pero mama! —digo al ver como se aleja de mi mesa de estudio.

—Tú mismo te estás condenando de por vida… —dice sentenciándome.

—¿Qué? —esas palabras caen como una losa encima.

—Todo el mundo se aprovechará de ti.

—Pero…

—Y ya ni sabes distinguir con quién tienes que confiar…

—Pero mamá… Por favor… —Intento alargar la mano para cogerla del antebrazo.

—¿Por favor qué? —dice ella dejándose agarrar. —Si no dejas que te ayuden… No sé de qué favor hablas…

—Lo siento… Es algo duro para mi…

—¿El qué? No te entiendo hijo…

—Pues… Que tengas que meterte en este tema… Como si tuviera 12 años… —digo sin atrever a mirarla a los ojos. —¿me prometes que nunca sabrá que eres mi madre?

—No sé si se enterará, pero lo que sí que te prometo es que no se lo dirá a nadie. —dice segura de si misma.

—Mamá… —digo muy nervioso.

—Confía en mí.

—Esta bien.

—A ver, ven conmigo. —mi madre me coge de la mano y me levanta de mi silla de estudio. —Siéntate aquí conmigo. —dice llevándome hasta el borde de la cama.

—A ver, mira, lo que vamos a hacer es lo siguiente; me vas a dar su número de teléfono y no vamos a dejarlo pasar más tiempo, lo voy a llamar ahora.

—¿A-a-ahora?

—Sí. Ya verás como todo sale bien.

Sin ningún tipo de confianza en mi mismo, le doy el número de Roberto y empieza a teclearlo en su teléfono móvil, seria y en silencio. —Tranquilo, la llamada es con número oculto. No sabrá de la existencia de este número de teléfono. —dice mientras se lo lleva a la oreja mientras yo le miro asustado.

—¿Hablo con el señor Roberto? —y un torrente sacude mi estómago debido al nerviosismo.

—Siguiendo el protocolo de nuestro despacho Gómez abogados, le llamo para comunicarle que en breve recibirá un burofax… —escucho a mi madre, mientras yo estoy como un flan. —Así es. —intercambia con él sin oír lo que le responde. —Sí, es un burofax en el cual se le comunicará que vamos a proceder a denunciarle en el juzgado de guardia por amenazas y violencia. Y que en el caso de querer una conciliación para que no llevemos a término esta denuncia, tiene que llamarnos antes de 48 horas. —yo la miro expectante, observando sus dotes de abogacía, impresionado. Pero no oigo lo que contesta él. —Le hablo de que en caso de condena por parte del juez, que le aseguro que la habrá, la condena será de tres meses que no cumplirá, pero que quedará reflejada en su expediente penal. Una multa de al menos 5.000 euros y una orden de alejamiento, por lo cual no podrá usted asistir a las clases, mientras nuestro cliente estudie en la misma. —yo oigo como ahora es él el que habla sin yo escuchar lo que dice. —No. Estoy siguiendo un protocolo. En caso de conciliación todo se reducirá a un pago por daños que, pongamos 100 euros y el ...