1. Insesto con mi padre demente


    Fecha: 19/07/2024, Categorías: Incesto Autor: Diana Bets, Fuente: TodoRelatos

    ... porqué los hacía y que podría empeorar, pero yo no contaba con que en algún punto del desarrollo de su condición, mi padre iba a hacer cosas que para muchas personas y me incluyo, resultarían bastante obscenas.
    
    Todo comenzó una vez que estábamos en la cocina, repentinamente sentí cuando me pellizcó el trasero, yo me enfurecí al momento y giré para darle una cachetada, pero en ese mismo instante recapacité pues se trataba de mi papá, así que me hice a un lado un tanto desconcertada, en mi vida jamás me había hecho nada parecido, miré hacia todos lados para ver si mi mamá estaba en la cocina con nosotros y se hubiese dado cuenta, pero solo estábamos él y yo, y luego quiso hacerme plática como no hubiese pasado nada.
    
    Papá:
    
    Qué estás haciendo?
    
    Yo:
    
    Nada, tengo que irme ya al trabajo.
    
    Esa fue la conversación más cortante que he tenido con él y salí de casa rápidamente, pues esa situación fué bastante incómoda para mí, y la verdad que sí me molestó que de la nada me hiciera eso, pero a la vez culpé a su condición que lo volvía más impulsivo.
    
    Por aquellos días, mamá comenzó a ausentarse y desatendió a mi papá, no le hacía ni de comer y yo la tuve que suplir en ese aspecto, más tarde me enteré que ella desde hace tiempo se estaba viendo a escondidas con otro hombre dejándome gran parte de la responsabilidad de cuidar a mi padre, quizás porque ella sabía que papá ya no iba a ser el mismo de antes, pues según los médicos, tarde que temprano iba a quedar completamente loco.
    
    En serio, sentí que está situación me rebasaba en todo sentido, tenía que preparar el desayuno todos los días, ir a trabajar y luego regresar para cuidar que mi papá no fuera a hacer algo o se fuese a perder, los fines de semana lavaba su ropa, todo porque mamá nunca estaba en casa, incluso tuve algunas discusiones con ella por esa razón. Por increíble que parezca deje de ser yo misma para tomar las riendas de la casa, ya no tenía tiempo para mí, raras veces salía de casa pues no tenía tiempo para un novio, si me compraba ropa bonita daba lo mismo pues no salía de casa para lucirla, la juventud se me estaba yendo lentamente.
    
    Y cuando menciono mi juventud me refiero al hecho de que yo estaba en mi plenitud, tenía solo 25 años, estaba dentro del rango de edad ideal en una mujer, físicamente estaba muy bien, tenía una cinturita muy delgada con un culo y una piernotas de buenas proporciones, algo característico en las mujeres de mi familia y porque en los dos años en Jalisco para evitar estar sola en la pieza que rentaba me había metido al GYM, comía sano para mantener mi buen cuerpo y tenía bonitos rasgos faciales, era alta pues mido 1.70 de estatura, de cabello castaño claro y lacio. Pero ¿De qué me servía tener una cara bonita? ¿de qué me servía tener un buen culo? Si aún así me la iba a pasar todo el tiempo encerrada, pero era un sacrificio que debía hacer por el hombre que me había dado la vida.
    
    Y luego pasaron cosas, llegó un punto de inflexión en el ...
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