1. Sobrino en casa [Cap. 2]


    Fecha: 21/09/2019, Categorías: Incesto Autor: allin, Fuente: TodoRelatos

    ... habiéndose alejado lo suficiente como para tener que alzar la voz con tal de hacerse escuchar.
    
    No entendía que pretendía, aunque me sentía inquieta e impaciente por lo que fuera que estuviera planeando, y lo cierto es que el hecho de exhibirme ante aquel joven y recibir piropos tan descarados me animaba a seguir adelante. En aquel momento me sentía atractiva y poderosa, un poder del que tal vez podría sacar partido.
    
    —Aquí tienes. —Lucas me ofreció una tela comprimida y revuelta que supuse que era un bikini.
    
    —¿Y esto qué es?
    
    —Lo compré el otro día en la tienda, cuando me compraste el bañador.
    
    —Ahora entiendo por qué tardaste tanto en aparecer... Pero no vi ninguna bolsa ni nada.
    
    —No fue necesario. Lo guardé en el bolsillo.
    
    —Y me lo creo... es minúsculo —dije mientras deshacía aquel nudo de tela—. Eres un cabronazo muy listo. Lo tenías todo planeado, ¿verdad?
    
    —Bueno, se ha presentado la ocasión y la he aprovechado.
    
    —Lo que yo te diga: un cabronazo. Ni de coña me voy a poner esto.
    
    —Una apuesta es una apuesta. Acordamos que un bikini sería de mi elección, ¿verdad? Pues voila.
    
    —Pero esto no tapa nada.
    
    —Tapa lo mismo que lo que me hiciste probar en la tienda.
    
    —Touché. Primero deja que vea como me queda, aunque no prometo nada. Espera aquí.
    
    Suspiré y desaparecí de su vista para adentrarme en la privacidad de mi dormitorio. El muy listillo había comprado una pieza inferior tipo tanga que mostraba mis posaderas en todo su esplendor. Cada lateral era un fino cordón que debía atar en cada costado para sujetar la prenda, y la parte trasera formaba un pequeño triángulo de diez centímetros de largo por cinco de alto. Por suerte, la parte delantera tapaba algo más, pero no era el caso para con la prenda superior, la cual mostraba ambos laterales de cada seno debido a la escasa tela que tapaba poco más que mis aureolas.
    
    No me disgustaba lo que veía: un cuerpazo que no tenía por qué esconderlo. Además, quería pensar que él iba a sufrir más que yo con ese conjunto, y me atraía la idea de ponerle los dientes largos con tal de hacerle pagar la trampa que había elaborado.
    
    Me armé de valor y bajé decidida.
    
    —¡Mamma mia! Pensaba que te rajarías.
    
    —Pues ya ves, aquí me tienes. Para que veas que no me acobardo tan fácilmente.
    
    Me metí en el papel de modelo y di un giro rápido con el que mostré fugazmente mis nalgas al descubierto.
    
    —Guau. Mucho mejor de lo que había imaginado.
    
    —¿Es que te lo habías imaginado? ¿Y qué estás imaginando ahora mismo? —con un sutil gesto de cejas y mi mirada, señalé su entrepierna ya que se apreciaba un notable bulto.
    
    —¿Esto? Es siempre así. Es su estado natural y es lo que tiene llevar bañador, que no llevo calzoncillos y hace que no quede comprimida.
    
    —Ya. Así que me estás diciendo que eres inalterable, o que no estoy a la altura de esas chicas de los dibujos. —me vine arriba.
    
    Me dejé llevar por completo con tal de hacer sufrir a aquel pobre chico y, de paso, sentirme deseada ...