Fetiche de guantes, correazos y humillación - Relatos Eróticos

Fetiche de guantes, correazos y humillación

... tía Elena. No tuve más remedio que obedecer, me tumbé bocabajo en su cama sin entender que ocurría.

-¿Qué estás haciendo? – La pregunté nervioso.

-¡¡Callate¡¡. No quiero escuchar una sola palabra – Volvió a reprocharme furiosa. Se subió a la cama y se subió sobre mi cuerpo en la espalda. Dejó caer todo su peso sobre mí. Tal como os dije mi tía Elena es una mujer voluptuosa con mucho peso, me inmovilizó por completo. Agarró mis manos y las condujo a mi espalda donde se encontraba ella sentada a horcajadas sobre mí con mi cuerpo entre sus rodillas. Noté un metal frio rodeando mis muñecas, ¡¡ unas esposas de metal¡¡ ¿ Que hacía mi tía con unas esposas metálicas ?. Desconcertado sin comprender nada, me esposó las manos a mi espalda con gran dureza, se aseguró que estuviesen bien apretadas provocándome presión en mis muñecas. Dobló mis brazos hacia atrás y ancló las esposas con un candado grueso al cabecero de la cama. Quedé bocabajo sobre la cama con mis manos levantadas y flexionadas hacia atrás ancladas y esposadas al cabecero de la cama. Una posición bastante incomoda.

Mi tía había preparado todo a conciencia. Compró las esposas y candados el día anterior. Iba a asegurarse de inmovilizarme. Quería asustarme y a la vez restringir mis movimientos y el resultado fue completamente satisfactorio, no podía moverme y mucho menos escapar. Estaba esposado de una forma muy dura a la cama.

-Me hacen daño las esposas , suéltame ahora mismo – La reproché, quejándome de nuevo mientras mi tía continuaba encima mía.

-¡¡ Ya me he cansado…. vas a tener la boca bien cerrada¡¡ - Me dijo mientras se levantaba sobre mí y sacaba algo de una bolsa que había dejado a su lado preparada.

Sacó una cinta gruesa de embalar americana de color gris, un collar grueso para animales y otro candado. ¿Para qué quería todo aquello?. Mi nerviosismo se convirtió en miedo. Estaba asustado. Volvió a subirse sobre mi dejando caer su peso de nuevo y primeramente colocó el collar de perro alrededor de mi cuello Lo anudo de forma apretado a mi cuello y lo cerró por la hebilla. Colocó otro candado grueso entre la hebilla y el cabecero de la cama, de tal manera que el collar quedaba sujeto a la madera del cabecero y a la vez impedía pudiese soltarse la hebilla. Se aseguró que no pudiese quitármelo, solo podría quitármelo usando las manos y estaban esposadas fuertemente a mi espalda. El nerviosismo se convirtió en miedo y ahora el miedo en terror, ¿que pretendía mi tía?

-¡¡ Suéltame ahora mismo ¡¡ te vas a enterar puta gorda cuando me libere – La amenace enfadado y presa de miedo ya que no podía moverme. Estaba esposado y ahora la cabeza anclada por el collar, mientras ella continuaba subida encima mía inmovilizándome. Todo lo solucionaba insultando y faltando al respeto y pagándolo con los demás.

-Vas a aprender modales, se te van a quitar las ganas de falarnos al respeto a tu madre y a mí. Voy a cerrarte la bocaza sucia que tienes – Me dijo furiosa mientras se levantaba ...