1. Fetiche de guantes, correazos y humillación


    Fecha: 18/07/2024, Categorías: Fetichismo Autor: sumisso, Fuente: TodoRelatos

    A lo largo de mi vida muchos me han preguntado ¿por qué ese fetiche por los guantes? ¿por qué te gusta que te humillen y te castiguen con ellos ?Muy pocos lo saben, pero si tuviera que contestar podría contestar con un relato. Aunque este relato no es real, es ficticio podría responder a la pregunta. Así surgió el fetiche de guantes, castigo, correazos y humillación . Espero les gusté.Aviso es de dominación, correazos, dolor y guantes.
    
    Me he criado desde joven con dos mujeres dentro de la misma casa. Una era mi madre y la otra mi tía, la hermana mayor de mi madre. Mi padre era un hombre detestable y un completo sinvergüenza, me quedaría sin descalificativos si le tuviese que describirle. Nos abandonó de un día para otro a mi madre y a mí por otra mujer y nunca más volvimos a saber de él, dejándonos a mi madre y a mí a nuestra suerte. Aunque fue lo mejor que nos pudo pasar, nunca se preocupó por nosotros, llegaba siempre dando voces y faltando al respeto a casa. No pegaba a mi madre, pero la menospreciaba continuamente y humillaba.
    
    La otra mujer era mi tía, la hermana mayor de mi madre, la tía Elena. Mi madre al quedarse sola decidió junto a mi tía irse a vivir juntas. Mi tía Elena nunca se había casado y yo al menos no he conocido hombre en su vida, era una mujer un tanto atípica, no agraciada físicamente y con un temperamento duro que todo hombre salía huyendo al conocerla. Mi madre era una mujer guapa, aunque con poco carácter y muy sensible, pero desde lo de mi padre dejó de confiar en cualquier hombre y no volvió a tener pareja. Mi tía Elena una mujer de unos 55 años de edad, un cuerpo grande y voluptuoso, siempre le ha gustado mucho comer, su peso sobrepasaba los cien kilos. Rostro regordete y con la mala suerte de tener una verruga en su rostro, yo siempre la ha llamado la bruja por su aspecto.
    
    Alquilaron una casa y compartirían los gastos a medias tanto mi madre como mi tía. Ambas mujeres tenían una carga, ese era yo, un joven completamente desobediente y con pocos modales, había aprendido todo de mi padre. Cada día que pasaba, me volvía más detestable, era igual que mi padre. Una persona necia que se creía el rey del mundo. Mi ignorancia, falta de respeto hacia los demás y mi chulería me llevó a numerosos problemas. Fui expulsado años atrás del instituto, me junté con gente indeseable como yo y cometimos una falta muy grave, robamos a varios compañeros. A partir de entonces todo fueron problemas. Todo fue a peor. Me creía un ser superior y no sabía apenas escribir.
    
    Mi madre no sabía que hacer conmigo, no la obedecía ni la prestaba atención. Ya era un joven adulto, no era un niño. Mi madre y mi tía cargaban con todos mis problemas que ocasionaba, no sabían cómo convertirme en un hombre decente y formal. Ya había realizado varias fechorías, cada cual más grave, desde robos, peleas, venta de sustancias ilegales a otros jóvenes…. Pero el detonante de esta historia fue el día que me comporte de forma inapropiada con una chica. Ella ...
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