Fetiche de guantes, correazos y humillación - Relatos Eróticos

Fetiche de guantes, correazos y humillación

... no correspondió mis placeres sexuales y deseos hacia ella, por tanto salió lo peor de mí y casi llegue a agredirla tras humillarla. Me comporte como un ser despreciable ante ella. Aquello me ocasionó grandes problemas, fui tachado con toda razón de joven abusador. No sabía comportarme ante una mujer.

El disgusto para mi madre y mi tía Elena fue enorme. Había llegado demasiado lejos. Intentaron hablar conmigo e incluso reprocharme mi comportamiento, pero no las presté atención. Las insulté y me marché de casa con mis amigos sin prestarlas atención. Ellas no iban a indicarme el camino a seguir, haría cuanto quisiera a mi antojo. Aquello las enfadó muchísimo, era un joven despreciable igual que mi padre, ya no había remedio. Mi madre lloraba, la situación ya era insostenible y mi tía Elena estaba llena de impotencia ante la situación que estaba produciendo un joven necio. Fue mi tía quien tomó la decisión, todo iba a cambiar, tenía un plan para remediar todo aquello.

-Si tu no haces nada para corregir a tu hijo lo hare yo – Recriminó mi tía a mi madre mientras ella continuaba llorando.

Mi madre no prestó atención a mi tía, me daba por perdido, solo lloraba y fue incrédula con el comentario de mi tía. La hizo un ademan con la mano para que la dejará a solas llorando.

Ese fue el día que mi tía comenzó a urdir el plan. Deseaba por venganza y a la vez necesitaba por mi bien darme una lección inolvidable. Pensó a solas como podría castigarme y poco a poco fueron surgiendo sus ideas. Tendría que ser un castigo duro, doloroso, humillante…. Donde comprendiese que quien mandaran eran ellas y comenzara a ser una persona diferente. Comenzó a anotar ideas en una libreta y todo lo que debía comprar para realizar su castigo.

Era miércoles y su castigo decidió realizarlo el viernes, mi madre tenía turno doble y estaría todo el día fuera trabajando. Estaríamos a solas mi tía y yo. Debía darse prisa en comprar todo lo necesario para mi castigo. Sin demoras fue a una ferretería y compró todo lo necesario. El dependiente la miraría mal porque iba a comprar todo lo necesario para un secuestro, pero a mi tía le daba igual. Iba a llevar a cabo su temible castigo, era completamente necesario, si dejaba pasar una temporada más mi comportamiento tendrían un completo delincuente en casa donde mi final sería muy oscuro e incierto y las destrozaría la vida .Así que se puso manos a la obra y compró todo lo necesario.

El viernes por la mañana me desperté y fui a la cocina a desayunar. La noche anterior había llegado de madrugada a casa como de costumbre, estuve con unos amigos holgazaneando y bebiendo, pero a la vez planeando un nuevo chanchullo que podría darnos dinero. No tenía nada que hacer en toda la mañana, desayunar y ver la televisión toda la mañana. No ayudaba en casa de ninguna manera, ni económicamente, ni en labores, era un completo holgazán que vivía de mi madre y de mi tía y de los negocios con mis amigos en asuntos turbios.

Estaba desayunando ...