Las fantasías de Fena cuatro - Relatos Eróticos

Las fantasías de Fena cuatro

... pujar por ella y decir y hacer en público lo que quieran de ella. Solamente habrá tres pujas y después ella volverá a ser libre.

- Empecemos la puja por cincuenta euros.

- ¿Cincuenta?

Si, cien. Ciento cincuenta. Doscientos, doscientos. Vendida al gigante del fondo. ¿Qué harás con ella?

- Mi amigo y yo la follaremos sus dos agujeritos.

- Bien, seréis los primeros.

- Segunda puja. Esta vez empezamos en doscientos. ¿Doscientos?

Doscientos cincuenta. Adjudicada a la rubia del fondo por doscientos cincuenta. ¿Qué harás con ella?

- La bajareis y de rodillas me comerá el coño mientras mi marido perfora mi culo.

- Muy bien, tercera y última puja. Empezamos en doscientos cincuenta.

Trescientos, trescientos cincuenta, cuatrocientos, cuatrocientos cincuenta. A la una, a las dos, a las tres. Adjudicada al caballero del fondo en cuatrocientos cincuenta. ¿Qué hará usted con ella?

- Mis siete amigos y yo, follaremos su boca y le llenaremos el cuerpo de lefa.

- Muy bien un bonito traje blanco para una bonita dama. Seréis los últimos. Por favor el gigantón del final pasa adelante y dame los doscientos euros.

El hombre pasó al frente, dio los euros al camarero y sacó su terrible polla de más de veinticinco centímetros y gorda como la muñeca de Fena. El amigo también subió, era parecido de alto y tenía la polla de más de veinte centímetros.

Los dos hombres se echaron al suelo y el uno por delante y el otro por detrás, lamieron los dos agujeritos de Fena. Esta se retorcía en sus amarres, esas lenguas le estaban volviendo loca y tardó muy poco en correrse.

- Siiii, hummmsiiiiii

Gritaba Fena sujeta a las cuerdas. Los hombres daban lengua sin tregua, el uno a su culo, llenándolo de saliva y el otro a su clítoris, sorbiendo y chupando sin descanso. El hombre que había pagado se puso de pie, cogió a Fena por los cachetes del culo y la subió sobre él. Notaba como Fena temblaba por la excitación y el deseo, esas lenguas habían sacado a la puta que tenía dentro.

El hombre la fue dejando caer sobre su polla, Fena se sujetaba a sus cadenas con los brazos abiertos, abría su boca y gritaba.

- Siiii, me llenasjodeeer, siiii que polloooon.

Fena sentía como esa polla llenaba cada centímetro, de su casi virginal coño, esa polla era descomunal y le abría de nuevo su coño. El compañero abrió su culo y metió la punta de su polla.

- Noooo,jodeeer, jodeeer, me vais a partir, sacala, sacala.

Pero el hombre no paró y la metió hasta la mitad. Aquí su compañero empezó un lento mete y saca, haciendo subir y bajar el cuerpo de Fena sobre su polla. Fena se derretía ahora de gusto.

- Siiii, jodeeer, siiiii, no paréis, no paréis.

El público miraba encantado como esas pollas se sincronizaban a la perfección, como los pistones de un coche, cuando una entraba, la otra salía. El hombre que profanaba su coñito, aceleró el ritmo, Fena tembló, gritó y se corrió como una loca lanzando un potente chorro que dejó al hombre completamente ...