1. Las fantasías de Fena cuatro


    Fecha: 07/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: charlines, Fuente: TodoRelatos

    El chaval se postró en el suelo, y sin dejar de mirar tu entrepierna, manipulaba muy torpemente el zapato. Tus piernas se abrían cada vez más y una gotita asomaba por tu coñito. La erección del chaval tenía que ser dolorosa. Él estaba muy cerca de coñito, su respiración te calentaba, hacía que destilases más y más jugos. Ya no podías más y sujetando su cabeza, le atrapaste entre tus piernas. Era bastante torpe pero tu estabas tan caliente que esa lengua te valía bien. El chaval sacando la cabeza de entre tus piernas dijo.
    
    - Creo que será mejor que cierre.
    
    Se levantó, cerró las puertas y echó las cortinas. Tú ya no podías más, bajaste con presteza la cremallera de su pantalón y bajaste a la vez, su pantalón y calzoncillo. Una polla mediana apareció ante ti. La cogiste con tu mano y la engulliste presta. El chaval suspiró y empujó su polla hasta el fondo de tu boca, estaba muy caliente y eso podía explotar en cualquier momento. Tiraste de él hacia abajo, lo colocaste entre tus piernas y le dejaste entrar en ti. El chavalgimió y apretó fuerte.
    
    - Tranquilo cariño, haz que esto dure un poquito.
    
    El chaval entró y salió de ti unas pocas veces, para imponer un ritmo frenético. Este no le duraría mucho, prueba de ello fue su rápido orgasmo que junto con el, te llevo a ti a tener ese deseado orgasmo. Lo miraste a la cara, lo besaste y poniéndote tus zapatos, saliste a la calle. Ahí estaba yo esperándote.
    
    - ¿qué tal?
    
    - Me bajo el calentón. Tengo las piernas chorreando.
    
    Seguimos caminando, te apretaba fuerte contra mi. Vi un portal abierto, te metí, metí mi mano bajo tu falda y te follé con mis dedos. Tu gemías y te retorcías sobre mi mano que cada vez estabas más mojada. Yo te daba fuerte, hasta que sujetándote con fuerza a mi cuello te corriste sobre mi mano. La saque, ¿y?.
    
    - límpiamela, límpiala bien.
    
    Lamiste mis dedos como si fuesen mi polla y me dejaste la mano bien limpia.
    
    - Así me gusta, buena perrita.
    
    Tus medias presentaban los reguerones de ambas corridas.
    
    - ¿puedo quitármelas?
    
    - No aun no, ya tendrás tiempo.
    
    Continuamos nuestro camino.
    
    Ya era tarde noche y entramos en un garito. Te acompañé hasta la barra y le dije al camarero.
    
    - Tómala, es tuya, haz con ella lo que quieras.
    
    - Gracias Pablo, luego te doy lo tuyo.
    
    - Ven conmigo putita.
    
    Te llevaron a una habitación, te pusieron un antifaz, taparon tus oídos, te quitaron la ropa y ataron tus manos a tu espalda. Ahora estabas ciega, sorda y tu sentido del tacto tampoco existía. Te llevaron caminando, subiste unas escaleras. Desabrocharon las esposas de tus manos y te ataron a unas cadenas que pendían del techo. Ahí te dejaron expuesta. Tu no podías ver ni oír, pero sentías el calor y podías oler, oler las fragancias, buenas y malas que había en el ambiente. Temblabas, más de excitación que de miedo. Tus pezones estaban erectos.
    
    - Señoras y señores, hoy tenemos a Fena, bella dama dispuesta a todo, pero no se la puede descolgar. Tendrán que ...
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