1. Fui puta por una noche


    Fecha: 03/07/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... largo rato. Me pregunté qué se sentiría ser una puta de verdad que cobra por ofrecer su cuerpo para ser disfrutado, sienta o no la misma atracción física de quien la contrata.
    
    Apenas terminé de pronunciar la cifra que supuestamente tenían que pagarme el chico se me acercó y metió su mano por mi cintura descansándola en mi espalda y me llevó hacia él, robándome un beso con lengua, robándome el aire y al mismo tiempo quitándome todo rastro de timidez.
    
    —Primo —dijo Diego—. Se nota que tienes hambre.
    
    Pero su amigo pareció no escucharle, pues, continuó devorando mi cálida lengua y yo le correspondía completamente sintiendo como mi sexo se humedecía. Luego se detuvo, me quitó el bolso de la mano y mi teléfono y lo colocó en la mesa-bar de la cocina a escasos metros de distancia.
    
    Volvió a mí y me levantó la falda, me cargó y me llevó hasta el sofá donde me recostó y me despojó de mi pantaleta lanzándola por el aire sin ninguna precisión. Diego observaba mientras contaba los billetes del dinero que supuestamente me pagaría.
    
    Lo poco que yo sabía del chico que estaba a punto de disfrutarme es que eran amigos desde hacía unos meses y que ambos habían planeado contratar a una prepago y experimentar un trio. Diego me contó que él no sabía que yo era su prima y que actuara como tal, como una puta prepago dispuesta a complacerlos en todo lo que se les ocurriera aquella noche.
    
    Diego me hizo sentir toda una prepago cuando se puso a contar los billetes y me sonreía mientras veía a su amigo dirigiéndose a mi vagina. Me sentí tan perra al ser besada y manoseada por otro chico mientras mi primo observaba con morbo la escena.
    
    Una vez me vi despojada de mi pantaleta lo siguiente fue mi falda. Al ver mi vagina al descubierto, depilada totalmente, el chico se aproximó y la atacó con su cálida lengua cálida y sus labios carnosos. Estaba siendo víctima de un delicioso sexo oral y no pude evitar gemir ante tal sufrimiento placentero.
    
    —¿Qué tal la putita? —preguntó Diego.
    
    Pero su amigo volvió a ignorarlo; estaba concentrado en mi humedecida vagina. Diego se acercó a mi y supe que a partir de ese momento ya no podría negarme a nada de lo que pretendieran hacerme.
    
    Se subió al sofá, llevó su pene ya erecto a mi boca y empezó a violentarla, no a esperar que yo la tomara en mis manos y la succionara a mi ritmo sino que la puso en mi boca, me tomó de la cabeza con sus manos y empezó a hundirla dentro de mi.
    
    No tardó su pene en producirme arcadas y mis ojos se llenaron de lágrimas. Su amigo dejó de chuparme la cuca y lo vi desnudarse por completo mientras Diego montado en el sofá continuaba violándome la boca, dejándome tomar aire cuando veía que yo ya no aguantar más.
    
    Cuando Diego vio que su amigo se estaba desnudando adivinó sus intenciones, se bajó del sofá y me cargó en sus brazos llevándome hasta la habitación, me lanzó a la cama con brusquedad y le dijo a su amigo:
    
    —Cógete a esa perra —dijo. Quiero hacerme la paja mientras observo.
    
    El ...
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