1. Fui puta por una noche


    Fecha: 03/07/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... me había visto vestida de esa manera, siempre en jeans y blusas discretas, ni siquiera cuando me iba a la discoteca me vestía tan destapada como lo estaba aquel sábado por la noche.
    
    Sabiendo que yo era receptiva y que siempre le devolvía el saludo y la sonrisa además de que a esa hora de la noche no había mucho movimiento en el condominio, me lanzó un cumplido atrevido.
    
    —Se ve realmente hermosa y sexy, señorita Daniela
    
    Le agradecí el cumplido y seguí mi camino, aunque tardó en abrirme la puerta, quizá deseaba prolongar el momento para disfrutar la vista de mis piernas al descubierto, el aroma de mi perfume o qué se yo.
    
    Apenas se abrió la puerta salí apresurada sabiéndome observada con detenimiento, sabiendo que detrás de mi había un hombre adulto deseándome con todas sus fuerzas.
    
    Al cruzar la esquina, esperando el taxi que venía a buscarme me quedé pensativa. Quizá debí decirle a aquel hombre que lo que había hecho me ofendía como mujer y que iba a acusarlo con el comité, pero luego pensé que es normal, los hombres son así, es su naturaleza, además no era para tanto y de vez en cuando me gusta saberme deseada en la calle y los hombres mayores siempre me producen morbo.
    
    El taxista fue educado; si durante el trayecto me echó una miradita no me di cuenta.
    
    Yo vestía una blusa de seda color salmón de forma triangular a la altura de mis senos, mi ombligo quedaba al descubierto, una minifalda de color negro que permitía lucir mis hermosas y blancas piernas, bronceadas, zapatos de tacón alto también de color negro que dejaban al descubierto los dedos de mis pies y mis uñas pintadas de un fucsia intenso, igual las uñas de mis manos. Mi cabello castaño suelto y largo en aquel entonces, a la altura de mi ombligo. Bien perfumada y maquillada para la ocasión.
    
    El viaje hasta el hotel se hizo corto, hubo un pequeño lapso de 10 minutos en el que llovió, luego escampó y apareció nuevamente la hermosa luna.
    
    Eran las 9.45 cuando llegué. Me identifiqué en el lobby ante una chica bastante simpática. Mi corazón acelerado, la vergüenza me invadió, no por como iba vestida, pues, andaba hermosa y sexy, aunque eso significase miradas indeseadas e inevitables, sino por todo lo que me estaba imaginando que iba a suceder en cuestión de minutos. Iba a tener sexo con dos hombres, uno de ellos totalmente desconocido para mí.
    
    Coincidí en el ascensor con tres chicos un poco más jóvenes que yo, les calculé unos 19 o 20 años, no más. Me miraban sin pudor, de arriba abajo y sonriendo entre ellos haciendo gestos, como si todo lo que gesticulaban era un idioma, el cual dominaban a la perfección. Se quedaron en el piso 5, yo continué sola hasta el piso 6.
    
    Repasé en mi mente todo lo que Diego y yo habíamos hablado durante días. «No, eso no lo haré», recuerdo que fue lo primero que le dije. Un día después era yo la que le preguntaba cuál sería el siguiente paso. Diego me indicaba y una vez más yo me negaba.
    
    Así estuvimos varios días discutiendo lo que ...
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