Clítoris reventado - Relatos Eróticos

Clítoris reventado

... abrazaderas con clips para pinzarme los labios vaginales mayores... Lo hizo cuatro veces y mis labios vaginales mayores quedaron firmemente sujetos hacia atrás... Mi raja vaginal quedaba ahora abierta de par en par para que todo el mundo la viera.

La enfermera lubricó un catéter rectal y me lo metió dentro, bastante profundo... Luego, me lo metió aún más profundo.

Hice una mueca de dolor cuando me metieron el catéter de la vejiga, pero después de un momento agudo de dolor sentí un chasquido y supe que estaba completamente cateterizada en ambos orificios... Pasaría mucho tiempo antes de que pudiera ir al baño otra vez.

Escuché un clic y miré hacia arriba para ver a mi amante Anna tomando una foto con la cámara de su teléfono.

- "Me lo permites”, me preguntó.

- "Saca todas las que quieras... Me encantará verlas más tarde.”

- "Seguro que lo haré."

Me soltaron de los estribos y me subieron a una camilla.

- "Vas a ir al quirófano, ahora", dijo la enfermera.

Y me sacaron de la habitación sin decirme otra palabra.

Me llevaron a un quirófano... La doctora ya estaba allí, enguantada e inspeccionando una serie de instrumentos.

Me colocaron sobre la mesa y mis brazos se extendieron... Me conectaron una vía intravenosa en el brazo y comenzó a entrar un fármaco en mi cuerpo.

- “Te sentirás relajada”, me dijo la doctora negra.

Le sonreí y asentí... La presión de las pinzas estaba adormeciendo los labios de mi coño... La enfermera me acercó un carrito y sacó una jeringa... Se la entregó al médico.

Para mi alarma, la doctora deslizó la aguja en mi cuero cabelludo desnudo... Jadeé alarmado cuando mi cabeza calva hormigueó y comenzó a entumecerse.

Anna estaba mirando desde el otro lado de la mesa, también vestida y enguantada para mantener la habitación estéril... La miré.

- "¿Qué está pasando?"... Mis palabras se ralentizaban... Tenía miedo, pero estaba relajada al mismo tiempo.

Entonces sentí el dolor y vi una enorme masa de carne roja que sobresalía de mi coño... Era mi clítoris, que tenía el tamaño de un limón... Dolía, pero el dolor era profundo.

Anna entró en la habitación y me sonrió... Sacó un espejo de su bolso y lo sostuvo entre mis piernas... Vi las marcas donde la pinza me había mordido... La pinza ya no estaba y mi clítoris era tan grande que parecía que iba a estallar.

- "¿Qué tan doloroso es?"

- "Me duele... Me siento diferente."

Anna inclinó la cabeza hacia adelante y a pesar del yodo que aún me manchaba, ella le dio una lamida cautelosa... El placer me atravesó y jadeé.

- "¡Oooooohhhh!... ¡Sssss!... ¡Mmmm!"

Anna presionó con calma el timbre al lado de mi cama.

Entró una enfermera con la doctora.

- "¿Cómo se siente?"

- "Increíble, doctora."

- "¿Mucho dolor?"

- "No... Me siento muy excitada... ¡Con cada toque a mi clítoris me da ganas de correrme!"

La doctora revisó la máquina al lado de mi cama y se volvió hacia la enfermera diciéndole:

- "Me gustaría que le ...