La primera vez que jugué con su ano - Relatos Eróticos

La primera vez que jugué con su ano

... trago y cruzamos la plaza de regreso al coche, ella hacía resonar sus tacones contra el suelo, como si de un caballo salvaje se tratase. Todas las miradas estaban posadas en su culo incrustado en esos leggings brillantes, los mismos que nada más sentarse en el coche, hicieron que yo apretase el acelerador camino a mi casa.

-Bonita casa, dijo, mirando la fachada

-No es entera mía, yo vivo en el ático, pero hay un pequeño problema, no hay ascensor, aunque solo son dos plantas.

-Ningún problema, me gustan las escaleras

La subida al ático fue una odisea, ella caminaba delante de mí y a cada escalón que pisaba, el cuerpo se curvaba hacia el lado contrario, mi cuello se iba a partir.

Serví la cena en la terraza, todo lo había dejado preparado, las velas en la mesa, más velas repartidas entre las plantas, un quemador con resinas aromáticas, la casa con una iluminación muy tenue

-Te lo sabes montar eh? dijo ella con cierta socarronería

-Se hace lo que se puede

Y fue recorriendo todo el ático fijándose hasta en los más pequeños detalles. Al llegar al dormitorio pasó su mano por el cabecero de la cama, era como una malla con barrotes de madera cruzados, se volvió hacia mi y me dijo

-Esto tiene muchas posibildades…

Mudo me quedé, la invité a salir a la terraza y una vez sentados comencé a servir la cena

-¿Qué quieres beber, vino, cerveza, agua?

-¿Tienes whisqui?

-¿Whiski para cenar?

-Me has dicho que qué me apetece, ¿no?

-Claro, claro, no se hable más, yo también me serviré

De un trago se bebió la copa que le serví

-¿Quieres más?

-Sí, relléname entera, dijo alzando su mirada hacia mí.

Dio un pequeño sorbo, se relamió los labios y se levantó, tiró de los corchetes del ceñidor, y lo arrojó a un lado.

-Hace calor aquí…me gusta

Se quedó solamente con el sujetador y los leggings, sus pechos rebosaban la negra prenda, mis ojos no sabían dónde mirar.

-Tiene buena pinta esta comida, ¿todo lo has hecho tu?

-Si, tampoco es nada del otro mundo

-No, en serio, está todo riquísimo

Acabó sus platos como si hiciera meses que no comía, seguirle el ritmo era difícil.

-¿Te apetece un postre?

-Si no te importa, no me agradan mucho los dulces, antes vi en el frigorífico que tienes champagne

-Por supuesto, la reservaba para después del postre

-Ah, ¿si?, pues entonces vamos con el postre, quédate aquí en la terraza que yo he traído uno que te va a gustar.

-¿Has traído postre?

-Sí, lo tengo en el bolso, en tu habitación, espérame.

Desapareció por el pasillo, entró en mi habitación y cerró la puerta. La puerta permaneció cerrada unos diez minutos, pasado ese tiempo la oí llamarme

-Ya puedes venir

-¿El postre en la habitación?

-¿Qué mejor sitio?

Allí que me dirigí, la puerta se había vuelto a cerrar.

-Abro, pero cierra los ojos y entra

Cerré los ojos, abrí la puerta y entré

-No los vayas a abrir eh!!

Permanecí de pie, sus manos me rodearon y una máscara de latex se ...