1. Ana emputecida (7): Marcando a mi puta


    Fecha: 23/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: dameroelectrico, Fuente: TodoRelatos

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    Ya veis que aquellas navidades fueron de lo más ajetreadas. Yo ya estaba empezando a estar un poco harto de mi pacto con Raquel, que me obligaba a estar pendiente del tema cada fin de semana. Llevábamos prácticamente un año con ello y yo había acumulado un pequeño capital. Tenía en la cuenta 7.200€, que no había tocado. Todo lo que la puta me había ingresado durante ese tiempo, menos los gastos que os he comentado. Además Raquel (es decir, Ana) estaba completamente sometida, lo cual era mi objetivo principal: nunca ha sido mi plan de vida chulear a una zorra.
    
    Además de la humillación constante de vender su coño para mí, yo la meaba regularmente, le cruzaba la cara cuando me daba la gana y la follaba por la boca y por el culo a cualquier hora del día o de la noche. Y ella, como me había confesado, estaba más enamorada que nunca.
    
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    A las ocho y cinco sonó el timbre del portero automático: era ella. Llevaba el pelo suelto en una media melena y se lo había teñido de rubio platino. Se había puesto una gabardina de cuero negro, hasta media pantorrilla y unas botas altas negras. Entre el borde superior de las botas y el final de la gabardina, se veía lo que creí que eran unas medias negras de rejilla. Se había maquillado muy bien, con una raya de ojos muy oscura, un maquillaje casi blanco, y unos labios de un tono rojo oscuro.
    
    La hice pasar a la sala, y se quitó la gabardina. Lo que había pensado que eran unas medias era en realidad un body completo, desde el cuello hasta los tobillos, de rejilla negra. Debajo no llevaba absolutamente nada: ni bragas, ni sujetador. Sin la gabardina estaba prácticamente desnuda delante de mí, aparte de las botas y el collar de perrita que siempre llevaba en mi presencia, del que colgaba entre sus tetas la correa que antes estaba tapada por la gabardina. Pienso que se había maquillado también los pezones porque se veían super rojos a través de la rejilla. A la altura del coño, el body se le metía por la raja y sus grandes labios colgaban por fuera.
    
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    Se quedó de pie, en medio de la habitación, con las piernas entreabiertas, las manos a los lados del cuerpo, con las palmas hacia delante y la cabeza inclinada, mirando al suelo. Yo me senté frente a ella y permanecí un momento mirándola. Estaba realmente preciosa, pero eso no se lo iba a decir, por supuesto.
    
    — ¿Te has vestido así para ver si te vuelvo a follar el coño como el otro día, pedazo de puta?
    
    — No señor, usted me dijo que me pusiera guapa.
    
    — Está bien zorra. Tengo varias cosas que decirte. En primer lugar, que ya no voy a vender más tu coño. Se acabó tu trabajo de puta
    
    Levantó la cabeza y me miró sorprendida. Su mirada reflejaba un sentimiento de esperanza y se le empezaron a empañar los ojos. Yo no me inmuté.
    
    — Por supuesto, te alquilaré a quien me parezca cuando me dé la gana, o te prestaré a mis amigos si me apetece. Al fin y al cabo sigues siendo la misma puta que me follé gratis ayer mismo. ¿Entendido?
    
    — Sí señor.
    
    — ...
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