Cosas que suceden II.
Fecha: 09/06/2024,
Categorías:
Fetichismo
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30
... respingo y luego empujé mi vagina contra su mano sin poder controlarme.
—¡Aaaahhhh! … ¡Andrés! … ¡Uhhhh! … ¡Hmmmm! …
—¿Qué te sucede, mami? …
—Nada … nada, solo que una mujer es muy sensible ahí donde me estas tocando …
Era una tortura el no demostrar lo caliente que me estaba haciendo sentir, me contuve todo lo que pude, pero él había captado instintivamente mi punto débil y continuaba a masajear mi clítoris. Tuve que interrumpirlo, aunque no quería … tomé delicadamente su mano y la alejé de mi coño.
—Bueno, hijo … ahora ya sabes como se siente el coño de una mujer …
Un poco a regañadientes Andrés aparto finalmente la mano de mi rajita temblorosa.
—Gracias, mamá …
Andrés miró y olisqueó su mano mojada, contemporáneamente mis ojos se había ido a su pija palpitante, quería tanto sentirla en mis manos:
—¿Puedo preguntarte una cosa, Andrés? …
—Todo lo que quieras, mami …
—Imagino que te masturbas … quiero saber, ¿Con que frecuencia lo haces? …
—¡Emh! … bueno … como dos veces al día …
—¡Dos veces! … ¡Umh! … no esta nada de mal …
—Pero algunas veces más …
Apunté a su endurecida pija.
—¿No tienes problemas con …eso? … quiero decir, ¿Con tú “verga”? …
—No … no lo creo … ¿por qué? …
Me miraba interrogativamente, entonces le pregunté:
—¿Seguro? … ¿Puedo echarle un vistazo? …
Me miró dubitativamente, pero accedió. Me senté en la vasca y lo hice arrodillarse con su pene tieso como mármol frente a mí. Apuntaba derecho hacia el techo, su prepucio goteaba agua y cubría parcialmente su glande. Con mi mano izquierda aferré ese trozo de carne endurecida y tibia, no fui capaz de envolver todo su grosor, después agarré la esponja y le eche agüita temperada que escurrió por su suave piel y sus afelpados cojones. Empuje su prepucio hacia atrás para descubrir su amoratado y brillante glande, estaba hinchado como un hongo.
—Déjame ver … quiero cerciorarme de que todo esté como debe estar para mantenerse limpio …
Moví varias veces su cuerito atrás y adelante, me parecía inverosímil estar magreando y pajeando la pija de mi hijo.
—¡Oooohhhh! … mami …
Lo escuché gemir y sentí que comenzaba a follar mi mano.
—¿Te estoy lastimando? …
—¡Oh!, no … no me duele nada …
En ese mismo instante ahuequé mi mano y traté de envolver sus bolas, masajeando ligeramente su rugosa y delicada piel abigarrada de vellos púbicos.
—Solo estoy revisando tu escroto y que tus bolitas estén bien …
Entonces comencé un enérgico movimiento de su prepucio, una y otra vez, hasta que sentí que se tensaba y gruñía con guturales gemidos, luego se estremeció y una cascada de semen cayó en mi rostro y en mi pelo, volteé un poco la cara y me bañó la mejilla con varios chorros más que escurrieron por mi barbilla, mi pecho y mis senos.
—¡Oooohhhh! … nooo … mami, lo siento … yo no quería … ¡Oh!, mami …
Andrés me miraba con sus ojos brillantes casi a punto de llorar, ¿Qué le había hecho, Dios mío? …
—¡Ooohhh!, Andrés … ...