Malena (V): En la Cárcel - Relatos Eróticos

Malena (V): En la Cárcel

... sienta en la cama de abajo con cara de inmensa tristeza.

Oímos a la guardiana en el pasillo bramar con autoridad:

Todas lejos de las puertas.

Mucho más bajo, puedo entender lo que dice por el comunicador:

Todas dentro, cerrar.

Inmediatamente, la puerta mecanizada comienza a cerrarse. Es una puerta de reja, su avance es lento pero implacable. Al llegar al final del recorrido se oye un ruido metálico que parece un cerrojo que ha asegurado el cierre.

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Al verse encerrada, Silvie comienza a llorar. Tapa su cara con ambas manos, la apoya en ellas. Me siento a su lado, intento consolarla. De repente me veo tumbada en la litera inferior, con ella encima de mí. Al abrazarla algo se encendió en ella. Comenzó a besarme. Me desabrochó el mono… ¡¡¡Ahhh!!! Besa mis pezones. Besa mi cuello. Me quita el mono por completo. Ella también se ha desnudado. Siento su cuerpo cálido sobre mí… ¡¡¡Me gusta!!! Siento su boca húmeda sobre mi piel… ¡¡¡También me gusta!!!

¡¡¡Ahhh!!! Muerde mis bragas, las infames bragas que nos hacen llevar aquí en prisión. Las sujeta con los dientes y tira. Tienen la textura del papel de envolver, las va a destrozar. Levanto ligeramente el culo, así logra quitármelas, mejor dicho bajarlas hasta los muslos. ¡¡¡Ahhh!!! Siento su lengua en mi coño y mi cuerpo se estremece. ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Ahhh!!! Con delicadeza, lame mi clítoris. ¡¡¡Ahhh!!! No puedo evitar gemir y convulsionar arqueando la espalda sobre la cama. Siento como su saliva se mezcla con mis fluidos y todo el líquido chorrea por mi entrepierna.

Cierro los ojos y me dejo llevar… Acabo corriéndome sin control. Tal vez ha sido muy pronto pero a ella no parece importarle. Se abraza a mí y nos tapa a ambas con la escasa ropa de la cama. Somos dos personas en una cama muy, muy estrecha, de unos noventa centímetros. Me gusta sentir su piel cálida y suave tocando todo mi cuerpo, es cierto que en una cama pequeña, me agobia un poco pero también me gusta. Intento dormir sin moverme, no me atrevo ni a toser…

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¡¡Ayyyy!! ¡¡Ehhh!! ¿Qué pasa? Me quedé dormida debajo de Silvie. Una guardiana nos grita, está dentro de la celda, al lado de las literas. No hay luz en la ventana pero el foco en el techo hiere mis ojos. Es la mujer que me trajo al módulo, nos grita enloquecida:

Vaya par de guarras las dos nuevas. Venga, dejar el amor por ahora, os necesito en pie.

Silvie parece despertarse con más facilidad. Se levanta con movimientos de robot. La mujer tira dos de esas horribles bragas negras. Extiende su mano, de su dedo índice cuelgan dos pares de esposas. Sigue hablando:

Dos bragas desechables. Os tapáis los coños y os ponéis los monos. Rápido, que no tengo todo el día.

Silvie obedece. A mí se me ocurre hablar:

¿Puedo ir un momento al retrete?

No… vais al reconocimiento médico y necesitamos vuestra orina, fresca y sin trampas.

Siento la presión de la ...