Mario el corneador (cap.10) - Relatos Eróticos

Mario el corneador (cap.10)

... Sara, no sé porque pero me dejaste con ganas de conocerte más.

Y tú cornudo, lo tienes ocupado con la comida?

- Bueno, es que desde la otra noche cuando nos vimos las cosas han cambiado mucho aquí en casa y en nuestra relación de pareja.

Aquella noche me sentó muy mal como definió el nuestros deseos y gustos sexuales, aquello provoco que se hiciese un clic en algo que ya llevábamos tiempo arrastrando y era nuestra situación como pareja, algo a lo que no habíamos querido enfrentarnos, por lo que una vez que llegamos a casa decidí poner todo muy claro para los dos, que tuviese clarita la relación que mantenemos y a lo que debe atenerse.

Ya te dije que a mí no me iba eso de someterlo a él, de que sea mi esclavo, ni nada de eso, pero ya me lo estoy planteando seriamente, porque si tengo claro que aquí se hace lo que yo digo y cuando yo lo digo y su obligación es obedecerme en todo.

Desde el día siguiente a esa noche lleva un dispositivo de castidad, ya no follara conmigo más y solo se hará las pajas que yo le permita, se acabó eso de hacerse pajas viéndome follar con otros, le pondré los cuernos que quiera pero yo decidiré si él lo ve o no lo ve, si él lo sabrá o no lo sabrá. También desde esa noche lo he trasladado a otro dormitorio, quiero el dormitorio principal solo para mí.

Como premio a su comportamiento en mimarme y atenderme a mí, a veces le permito que me coma el coño y el culo, la verdad, tiene tanto deseo acumulado que lo hace genial y le regalo ese honor a la vez que yo gozo de ese placer que el me da.

- Pues sí que habéis avanzado en vuestra relación, bueno, si es lo que queréis y estáis felices y contentos con ello, perfecto, al final solo funciona lo que esta consensuado.

- Es lo que yo quiero y el esta feliz que quiera eso y que no lo deje.

- Luego le saludare.

- Dime que quieres tomar y él nos servirá, hoy me apetece que se dedique a servirnos en todo lo que queramos, quiero empezar a humillarlo así, además he descubierto que le gusta y disfruta con ello.

- No comerá con nosotros?

- No, comeremos solos, aquí o en el salón, pero el comerá solo en la cocina, hoy he decidido que le toca así.

- Bueno, yo tomare un vino blanco fresquito Sara, le dijo Mario pasando su mano por el muslo desnudo de ella.

Ella se levantó y fue hacia la cocina, allí hablaba con Alberto, su marido cornudo, Mario apenas pudo distinguir lo que decía, pero sí que escucho que ella con bastante energía le decía algo así como “procura esmerarte y portarte bien, dejarme bien, servirnos bien, porque hoy es un día muy importante para mí, Mario es un tío que me gusta mucho, muchísimo, que me interesa mucho y que deseo despertar eso mismo en él, así que si me fallas, te arrepentirás”, él le decía casi sollozando que “no se preocupara, que todo saldría bien y que ella estaba espectacular, que Mario se volvería loco por ella, que el haría todo lo posible por verla feliz a ella y por complacerla, que la obedecería ciegamente en todo ...