Mario el corneador (cap.10) - Relatos Eróticos

Mario el corneador (cap.10)

... sujetador.

- Si mi Amo, gracias por todo mi Señor.

- Ve y prepárame mi desayuno, enseguida voy.

Paqui se arrodillo a los pies de su Amo y beso sus pies humildemente mostrándole su entrega y adoración.

Cuando estaba sentado esperando el desayuno aparecieron Clara y Carmen que se sentaron también a desayunar, ambas tenían muy buena cara y las dos estaban radiantes, a Mario no le hizo falta preguntar cómo les había ido.

Desayunaron con calma y estuvieron charlando un buen rato, después se fueron los tres al despacho de Mario a ver los temas pendientes, allí estuvieron durante bastante tiempo, había que poner en marcha una serie de asuntos y Carmen necesitaba de la aprobación de Mario y este de los consejos de Clara. Finalmente concluyeron la reunión con todos los temas solucionados o al menos pendiente de aplicarles la solución más adecuada.

Carmen se fue a arreglarse y salir hacia las oficinas centrales del grupo de empresas, Clara tenía una serie de cuestiones pendientes de resolver y de comprar, debería de salir a solucionar esos temas y Mario les dijo que estaría todo el día fuera, que había quedado a comer con unos amigos, a él no le gustaba dar muchas explicaciones y nadie podía exigírselas.

Después de ducharse Mario reviso sus mensajes y tenía uno de Sara, le decía que ya estaba ansiosa por verlo y que le esperaba para tomar el aperitivo o lo que él quisiera tomar, que su cornudo había hecho comida para invitarle y que esperaba le gustase, Mario sonrió y pensó en que le apetecía mucho conocer más íntimamente a Sara, tenía un morbo especial aquella mujer.

Una vez frente a la casa, Mario toco el timbre de la dirección indicada y era un adosado muy coqueto, en una zona muy ajardinada y buena de la ciudad, le abrieron la verja del jardín y paso hacia la puerta donde le esperaba Sara, se había puesto un vestido muy liviano de color oscuro, con bastante escote y por encima de las rodillas, le sentaba genial, su pecho sobresalía por el generoso escote y marcaba sus curvas bastante, también se había puesto aunque estaba en casa unas sandalias de tacón rojas que realzaban mucho su figura.

- Estas espectacular Sara, menudo recibimiento, le dijo Mario mientras ella se colgaba de su cuello y le besaba en la boca sin pensar si la podían o no ver los vecinos.

- Tu sí que estas para comerte Mario, dijo ella.

Él le paso su brazo por la cintura mientras de nuevo se besaban.

La mano de Mario comprobó la dureza de aquel culo y el deseo que todo su cuerpo desprendía.

Sara cerró la puerta y cogiendo de la mano a Mario le hizo seguirla por la casa hasta llegar a un pequeño porche en una zona con un poco de jardín bastante florido que por la vegetación quedaba como discreta de las casas adosadas, allí se acomodaron en un sofá y sillones que había junto a una mesita, era un rincón agradable.

- Tenía muchas ganas de verte Mario, sé que te lo dirán todas pero yo te lo digo como lo siento.

- También yo tenía ganas de verte ...