1. La Doncella (VIII): Pesadilla


    Fecha: 01/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Baron Ashler, Fuente: TodoRelatos

    ... descansar.
    
    Oigo a Isabel… habla muy bajito:
    
    Bien, Sancho, lo haces muy bien. Y roncas como un tronco después. Bendito vino de mi padre.
    
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    Ahora ya estoy en total oscuridad. Sin embargo, no concilio el sueño. Me sorprende que Isabel y Sancho no son los prometidos castos que esperan al matrimonio, se ve que cuando pueden disfrutan el uno del otro.
    
    Una luz baja por la escalera. Oigo pasos. No es una persona que pise fuerte pero hace bastante ruido. Es Isabel, trae una antorcha. Al principio me cuesta ver… ¡¡¡Qué!!! Se ha puesto mi corpiño de cuero, sólo el corpiño, va enseñando el chocho moreno, adornado por una enorme mata de pelo negro. La miro fijamente y ella también a mí.
    
    ¿Qué tal señora ramera?, ¿Estaban buenos los arenques?
    
    Un poco salados.
    
    Al oír la respuesta sonríe maliciosamente y me enseña una jarra.
    
    Sí, por favor, dame de beber.
    
    Sólo te daré si haces una promesa.
    
    ¿Cuál?
    
    No intentarás nada con Sancho. Me da pena que te traten así, pero es mi hombre y nadie pisa mi terreno.
    
    Entendido…
    
    Ve bebiendo… te voy a traer unos trapos para que no enseñes tanta vergüenza.
    
    Me da la jarra. Bebo con avidez… No es agua sino vino. Vino tinto, está fresco, rico… Lo bebo con ansiedad hasta casi atragantarme. Cuando ella baja, la jarra está vacía. Trae un par de vendas. Como las que me pusieron el primer día en la cárcel. Con ellas me venda el coño como a un Cristo crucificado y después las tetas…
    
    ¡¡¡Ay!!!
    
    ¿Qué pasa?
    
    No aprietes tanto…
    
    Voy a apretar más, menudas manzanas tienes.
    
    Ese corpiño es mío…
    
    Sí, y toda la ropa que hay arriba y que me voy a quedar yo.
    
    Y estos preciosos zuecos.
    
    Miro hacia abajo… Lo que hacía ruido al caminar eran las suelas de madera de mis zuecos. Los había robado el cura cuando me detuvieron.
    
    ¿Cómo los tienes?
    
    Me los dio el párroco… Quería que lo avisara cuando te llevaran a la torre y lo avisé, estaba vigilando desde una ventana de la posada.
    
    ¡¡¡Eres mala!!!
    
    Soy peor…
    
    ¿Sabes por qué estoy segura de que no vas a hacer nada más con Sancho? Nada más, porque algo ya has hecho…
    
    No…
    
    Niegas que has usado tu cuerpo para conseguir sus favores.
    
    No niego eso, no sé cómo vas a estar segura.
    
    Estoy segura porque sé que el padre llegó hasta aquí antes de morir, y sé que el gobernador cayó muerto al verte.
    
    No pude tocar a ninguno… Sancho me encerró al mismo tiempo que el padre huía.
    
    Pero las brujas pueden matar de formas incomprensibles.
    
    No soy una bruja.
    
    Si denuncio a los dominicos del convento de Rocheforte, enviarán a un inquisidor. Son especialistas en averiguar si una mujer es una bruja y después en eliminarla.
    
    Eso es más allá de la frontera.
    
    Sólo es una jornada de viaje y, para la justicia de Dios, no existen fronteras.
    
    Vaya mal bicho. Con lo inocente que parecía. De repente, me duele la cabeza. Empiezo a ver borroso, me cuesta enfocar. Ella lo nota…
    
    ¿Ya estás ...
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