Doctor Slipper y Mister Hyde (II) - Relatos Eróticos

Doctor Slipper y Mister Hyde (II)

... indefensa Leonor y le abría las piernas al máximo - Maldito estúpido. Comerle el coño a la chinita y sobar esas ridículas zapatillas. Yo os daré lo vuestro. ¡Toma, zorra!

Y diciendo esto, empujo su enorme polla dentro del inexplicablemente húmedo coño de Leonor.

¡¡Ahhhh!! ¡¡Salvaje!! ¡¡ Monstruo asqueroso!!

Hyde, querida. Puedes llamarme Hyde. Qué coñito tan resbaladizo. Te gusta que te den mala vida ¿ eh, puta? Pues yo me encargaré de que te corras hasta morir de gusto.

El siniestro individuo se movía con el vigor de un lobo follador. Sin dejar de bombear, se inclinó a chupar las grandes y sensibles tetas de la mujer.

¡ Déjala, cabrón ! - exigió Quina.

No, no. No pares aún, por favor - la contradijo Leonor.

No te preocupes. No pararé hasta reventar tus entrañas, buscona. ¡Toma! ¡¡Toma!!.

Rosita y Samantha se dirigían a su cita con los excéntricos alemanes. Iban en dirección opuesta a la que habían seguido Leonor y compañía, pero no se habían alejado mucho cuando les sorprendió ver un corro de gente a la orilla del Támesis. Se acercaron a curiosear.

Había un cuerpo cubierto con una manta y custodiado por dos policías. Un hombre gordito se inclinó y levantó el borde del embozo.

¡Por Dios santo! Treinta años como forense y jamás había visto algo así - masculló.

Es una mujer - observó Rosita - está desnuda y… ¡vaya! ¿Has visto? Tiene la barriga negra ¿qué significa, Sam?

Significa hemorragia interna. Muy intensa. Y hace poco que la han asesinado.

Asesinada hace poco. ¿ Cómo puedes…?

La hemorragia es provocada, Rose. La golpearon o la empalaron. Y mira las marcas del cuello.

¡Dios mío! ¿Estás segura?

En ese momento un tipo alto con levita se acercó.

Hola señoría - saludo en tono muy natural el forense - ¿Qué le parece?

Un desastre, Will. Pero a ver. Mmm. ¿Alguien conoce a esta mujer?

No, señor juez. Estaba flotando desnuda en esa zona de amarre - respondió uno de los policías.

Una vieja se acercó al juez.

Perdone señoría. ¿Puedo verla de cerca?

Venga, mire. A ver si acabamos con esto de una vez.

Dios nos asista - murmuró la abuela - que me trague la tierra si esta no es Susi, la criada del doctor Jekyll.

Rosita ¿has oído? Quizás deberíamos …- observó Sam - ¿ Rose? ¿ dónde…?

Rosita había salido disparada en dirección a la consulta. Sus amigas podían estar en peligro.

Leonor se corrió tres veces antes de caer inconsciente sobre el suelo. Hyde la había levantado con sus brazos como una muñeca de trapo y la había penetrado así, sosteniéndola con facilidad contra él.

Esta ya tiene lo suyo. Ahora tú, india, vas a probar la cachiporra del señor Hyde.

Tú eres el doctor Jekyll - exclamó Joaquina intentando incorporarse sin éxito - reacciona. Estás poseído.

¡Ja, ja, ja! Estúpida indígena ignorante. Yo soy el real, yo, Hyde. Jekyll es mi tapadera. Mmm. Qué bien huele tu coño peludo. Jekyll te lo comería, pero yo te lo voy a taladrar.

Sin perder un ápice de grosor y dureza, ...