Tu, mi complemento perfecto 4 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 4

... la ducha, donde me esperaba un agua helada, pues el calentador se había dañado hace unos días y el técnico no había venido a repararlo todavía. Mientras el agua se deslizaba por cada poro de mi cuerpo, pensé en si hoy haría el mismo recorrido para ir a la universidad, ya que era mi rutina habitual. Después de todo, el otro camino que debía recorrer era mucho más largo de lo que imaginaba y no iba con buen tiempo para desperdiciar la caminata. Cuando terminé de ducharme, envolví mi cuerpo en una toalla y me observé en el espejo “Otro día sin ti” murmuraré para mis adentros, mientras cogía el cepillo de dientes.

—Apresúrate o llegarás tarde —escuché a Harper.

Apresuré mi labor, terminé de secar mi larga cabellera y escogí una blusa holgada que descubría una parte de mi hombro acompañado con un pantalón negro. Me maquillé lo más decente que pude y bajé a la primera planta, donde me esperaba mi cuñada con una pequeña bolsa que contenía mi merienda.

—Ve con cuidado pequeña, nos vemos en la tarde —dijo, antes de que saliera.

La mañana era hermosa a pesar de que el cielo se encontraba escondido por lo nublado del día, pues el sol siempre buscaba asomarse para darle las energías necesarias a las flores y a los árboles. Aliste mi reproductor de música y me coloqué los audífonos para hacer la caminata más llevadera, mas no imaginé que se reproduciría de manera automática la melodía “Y llegaste tú” de Sin bandera. La misma melodía que me había dedicado Malya en nuestra primera cita. Los primeros amores siempre están ahí, solía decir la madre de Malya, y aunque ella no fue mi primer amor, despertaba en mí ese sentimiento. Porque tenerla presente, me hacía recordar quién fui en aquella época y lo que estuve dispuesta a dar por mantenerla a mi lado.

Pese a que esa melodía había despertado mis anhelos más profundos, seguí caminado hasta que me topé con aquella casa donde vivían los “Koskinen” había pasado mucho desde que estuve aquí con la familia de mi chica. Cuando llegué a la facultad, fui de una clase a otra y charlé con mis viejas amigas, que, pese a que estudiábamos en el mismo instituto, nos veíamos muy poco, pues ninguna escogió la carrera de astronomía. Una carrera que había soñado estudiar al lado de Malya, como tantas veces lo hablamos, ella era la única que compartía mi fascinación por los cuerpos celestes y hasta me regalo un telescopio en mi cumpleaños para que fuera tomando lecciones antes de estudiar en la facultad, ¿Cómo serían las cosas si estuvieses a mi lado? Seguramente ambas estaríamos trabajando en cualquier cosa para costearnos algunas cosas del estudio y con ese recuerdo en mente, ingrese a mi salón de clase.

La mañana paso en un abrir y cerrar de ojos, entre clases y algunos exámenes, hasta que la rubia que había evadido toda la mañana decidió acercarse y rodear mi cintura. Aquel gesto, lo hubiese pasado por alto si hubiese sido mi novia, pero viniendo de ella, me enfureció, ¿Quién se habrá creído? Odiaba a la gente ...