Tu, mi complemento perfecto 4 - Relatos Eróticos

Tu, mi complemento perfecto 4

Capítulo 3

En la actualidad, año 2017

Charlie

Tic – tic –tic – tic sonó la odiosa alarma de mi despertador, esa mañana no me apetecía ir a ningún lado, menos a mi odiosa clase, pues allí estaría aquella rubia acosándome como de costumbre, ¿Cómo no podía entender que no quería nada con ella? En realidad, no quería ningún tipo de relación con nadie y era algo que mis dos únicas amigas no entendían. Esas chicas con las que había compartido este último año todas mis penurias, tras la ruptura que tuve con Malya, insistían en que debía olvidar a mi antiguo amor y dar paso a otro capítulo en mi vida, porque según ellas, estar en una relación amorosa era algo saludable y prioritario. Cuando en realidad, yo quería seguir soltera, pues estaba acostumbradas a ciertas cosas y no necesitaba el apoyo o la compañía de alguien, hasta había creado mi propio lema, uno que iba más o menos así: “Dejaré entrar a alguien a mi vida, solo si viene a aportar cosas buenas que me ayuden a mirar hacia adelante y no para atrás”

Porque el estar soltera, tenía sus ventajas y no quería estar agobiada por la presencia de otra persona, tampoco quería dejar mi propio espacio, ese que he construido todo este tiempo, donde he aprendido a ser feliz, sin depender del cariño de alguien. Porque vamos, tuve un tiempo en el que ni siquiera me reconocía y estaba tan cegada por lo que había perdido, que no me percate que le hacía daño a los que estaban a mi alrededor. No quería volver a esos tiempos, no cuando tenía a mi hermano y a mi cuñada que me mostraban cada día que la vida seguía, pese a las cicatrices que albergaba mi corazón. Porque luego de haber llorado tanto y de haber maldecido, infinidad de veces, aprendí que esas cicatrices estarían en mí, por el resto de mi vida y debía aprender a lidiar con ellas.

—Oye dormilona, ¿Hoy no iras a clase? —escuché la dulce voz de Harper.

Aquella morena de cabello rizado, siempre me trataba con cariño, tal como si fuese su hija y eso me agradaba, porque me hacía sentir como parte de la familia, bueno, no es que no lo fuese, sino que nunca alguien me había tratado con tanto cariño a excepción de mi hermano. Sin embargo, lo que más adoraba de Harper, eran esos preciosos hoyuelos que se formaban en sus mejillas cada que sonreía, siendo un rasgo característico de ella, seguido por sus ojos marrones y rasgos afilados.

—No tengo ánimos de ir —contesté, sin mover un ápice de mi cuerpo.

—Creí que ya habíamos superado esto —se ubicó a un lado de la cama.

—No es por ella, te lo juro —dije, al caer en cuenta que muy probablemente ella pensaría que estaba así por Malya.

—¿Segura? —me miró desconfiada.

—Segura, solo no tengo ánimos —expresé.

—Si vas a clases, a tu regreso te estarán esperando unas deliciosas patatas con jamón y queso —mencionó.

—Sabes que no puedo negarme a eso —le regalé una sonrisa.

—Ve a ducharte, mientras te empaco algo de comer —dijo y yo asentí.

Me incorporé de la cama para ir directamente a ...