1. Mi odiosa hermanastra (Parte 1)


    Fecha: 15/05/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... mamá.
    
    Terminamos de comer y me metí en mi habitación. Gonza me había dicho de ir a una joda, pero no tenía un mango encima, y no quería pedirle plata a Pedro, mi padrastro.
    
    De todas formas prefería no ir. Las fiestas nunca me gustaron mucho. La música a todo volumen me incomoda, la gente borracha me desagrada, y con las chicas siempre me fue mal. Así que prefería pasar el día en casa, o en la casa de alguno de los pibes, jugando a la Play y tomando alguna birra.
    
    El problema era que eso ya se estaba terminando. Mis amigos, de a poco, se iban convirtiendo en adultos. Ahora todos trabajaban. Y Juancito hasta esperaba una criatura. Ya casi no tenían tiempo para mí.
    
    Esa noche me pintó el bajón, justamente pensando en eso. Puse un par de videos de "Te lo resumo Así nomás" para cagarme de risa, y después entré a una página pornográfica a la que últimamente estaba entrando seguido.
    
    Uno de los Users a los que sigo había subido un post con imágenes de las minas más sexys de la televisión. Miré cada una de las fotos, y luego me detuve en mis favoritas.
    
    Al toque me metí la mano adentro del calzoncillo. Al toque me puse al palo. Humedecí mi mano con saliva y luego me froté la cabeza de mi amigo. Estaba como loco pensando en ellas y en Florencia...
    
    ¿Florencia?
    
    Sí, Florencia también tenía tremendo culo, no me podía hacer el boludo con eso. Mi hermanastra era un camión. Hasta el momento venía sobrellevando bien el hecho de vivir con una mina como ella. Pero verla semidesnuda fue heavy. El culo escultural apoyado sobre la bacha del baño, sólo cubierto por una tanguita diminuta, que más que cubrirla, simplemente resaltaba su desnudez. Su torso desnudo, su cara de intelectual seductora. Sí, Florencia estaba buena. Pero la odiaba. Me trataba como un pelele. No se merecía estar en mi cabeza, no merecía que tenga una erección por ella, no merecía mi leche.
    
    Recé a mis diosas para que fueran a salvarme. Enseguida las imágenes de ellas fueron a mi rescate. Ya no daba más. Iba a largar la eyaculación. Tenía que aguantar, tenía que serle fiel a ellas. Pero el recuerdo de Florencia, de su trasero perfecto, de la blancura, ahí, donde normalmente estaba cubierta, de sus tetas paradas, del olor de su cuerpo cuando estaba cerquita de mí, se colaron. Traté de aguantar, pero ya no pude. El semen salió con mucha potencia. Tuve que ahogar un grito. Mi odiosa hermanastra me había hecho acabar por primera vez desde que le conocí.
    
    Me levanté al otro día a la hora del almuerzo. Sólo comimos mamá y yo. Pedro estaba en su oficina, y Florencia había salido. Se respiraba tranquilidad cuando ella no estaba en casa. No me tenía que preocupar por las frases ofensivas que tiraba en momentos inesperados. No me tenía que esforzar por buscar una respuesta igual de filosa, aunque casi nunca la encontraba.
    
    —Acordate de poner tu ropa sucia en el canasto. —Me dijo mamá cuando terminamos de comer.
    
    Fui hasta mi cuarto. Hacía como dos días que acumulaba ropa sobre una ...
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