Diana: juegos perversos (9) - Relatos Eróticos

Diana: juegos perversos (9)

... mirándome con el mismo gesto de odio que me miró cuando castigaron a Alma, pero con una sonrisa que me erizó la piel de solo verlo sentado ahí, enfrente de mí, como si fuera un depredador saboreando a su presa.

- Creo que ya lo conoces, pero igual te lo voy a presentar, él es Raúl, hijo y sobrino de dos de los principales benefactores de los programas deportivos que tenemos acá; como al parecer tuviste mucho interés en saber qué pasó con Noemí, Raúl pensó que te gustaría saber que él fue el autor de lo que le pasó a tu compañera - dijo el entrenador, pero lo hizo con un tono de voz que sugería que aquella situación no le gustaba en lo más mínimo.

Mi boca estaba demasiado seca y de mis ojos escapaban sendos ríos de lágrimas mientras mi cuerpo entero temblaba del miedo, al saber que tenía enfrente de mí al hombre que casi mataba a Noemí, al mismo que había destruido su carrera, aquel que al parecer era novio de mi mejor amiga.

- Hola, Di, seguro que nos vamos a divertir pasando un rato juntos, pero empecemos con algo sencillo: deja tu maleta en el suelo y acércate.

Estaba tan impresionada de saber que mi sospecha era correcta, tan temerosa de lo que ese psicópata pudiera hacerme, que dejé caer mi maleta provocando que hiciera un ruido seco y luego me acerqué a él sin dejar de verlo a los ojos mientras se ponía de pie.

- ¿Sabes algo? Esta mañana tenía hambre de hacerte mucho daño, de verdad, pero casualmente escuchamos tu charla con Javier y oímos que renunciaste a su protección, créeme, eso fue lo que te salvó de lo que probablemente hubiera sido lo peor que te pasaría en la vida; fue muy desconsiderado lo que le hiciste a Alma, me molesté mucho, pero ver a mi nena conmocionada por lo que escuchamos… bueno, decidí que no te haría nada; sin embargo, ahora tenemos un problema diferente, Di, y es que resulta que ayer le avisaron a Jorge que te vieron en el hospital, lo cual me hace suponer que sabes perfectamente bien lo que le pasó a Noemí - Raúl se acercó a mí con esa maldita sonrisa en los labios que me estaba poniendo los pelos de punta - y eso es un problema, más aún ahora que te empiezas a arreglar con Alma - Raúl estaba demasiado cerca de mí, tanto que cuando se agachó un poco para que su boca quedara a la altura de mi oído, pude sentir su aliento - no le vas a decir nada de lo que sabes a Alma ¿De acuerdo? - dijo mientras su mano desanudaba el cordón de mis pants y luego se metía en el interior, acariciando mi vulva por encima de mis bragas, provocándome un pequeño sobresalto - verás, lo que tengo con Alma es algo especial, es como mi juguete para los momentos lindos, para cuando quiero que me traten con ternura, cuando mis ganas locas de portarme mal se calman un poco, así que no me gustaría que ella se enterara de mis travesuras ¿De acuerdo?

- ¡Ahhh! - escapó de mi boca un gemido de dolor cuando dos de sus dedos penetraron abruptamente mi vagina, mientras, asentía muchas veces con la cabeza - sí, maestro.

- Muy bien, Di, ...