Los problemas de Ana (IV): necesitada de sexo - Relatos Eróticos

Los problemas de Ana (IV): necesitada de sexo

... divertirla ya que mostraba una sonrisa de oreja a oreja.

¡Estás bien cachonda eh zorra! ¡Ya puedes pasar!

Pues efectivamente tenía razón. Estaba a cien, deseando únicamente mi orgasmo negado. Necesitaba sexo y no me importaba con que o con quien. Al darme cuenta de lo que estaba pensando me ruboricé al tiempo que entraba en la estancia del director.

Buenos días Anita, ¿cómo ha ido esta semana?

Yo no le contesté. Me limité a seguir avanzando mirando al suelo y subir a su mesa como las otras veces. Al ponerme en cuclillas y separar las piernas sentí más vergüenza que nunca. Sin remedio se iba a dar cuenta de lo húmeda que estaba y eso me humillaba aun más.

Uy, ¿Qué tenemos aquí? Estás muy mojada. ¿Se puede saber cómo te atreves a presentarte ante mi de esta manera tan indecente?

Lo siento señor, es que el huevo vibrador me ha afectado mucho y…

Quizá tengamos que hacer algo al respecto… Ponte esto – dijo alargándome un antifaz negro que me coloqué al momento.

Ahora ya no podía ver nada. Estaba allí, encima de la mesa, expuesta y rezumando fluidos a la espera de ver lo que me deparaba

¿Quieres que te lo quite de dentro?

Si por favor, con… con cuidado

Ya antes de decir el si ya había notado el contacto de sus dedos que pugnaban en la entrada de mi vagina. Me estremecí por completo cuando noté que el huevo salía de mi interior. Ahora si que debía estar chorreando ya que noté como la humedad descendía por mis muslos.

De pronto noté como un dedo se introducía dentro de mi mientras otro daba círculos sobre mi exacerbado clítoris

No… no puedo más - logré articular

¿Estás bien Anita? ¿Necesitas algo?

Si,……. necesito correrme, …..por favor

Uy, Anita, ya sabes que eso lo tienes prohibido

Por favor, se lo suplico

Mientras yo pedía compasión su dedo hábilmente había llegado a mi punto G

Mis piernas flojeaban y estaba a punto de perder el equilibrio

Por favor,…. no me torture mas

Si no es una tortura, ¿no ves lo bien que te lo estás pasando?

Noté como iba a empezar el orgasmo cuando paró la estimulación en seco. Mis manos intentaron acabar el trabajo pero fueron rápidamente detenidas

Ya sabes….

Por favor, se lo suplico fólleme ya. No lo resisto más – grité de rodillas. Vamos fólleme como desee, no me haga sufrir mas…

¿Así que quieres que te folle, Anita?

Si por favor fólleme, soy toda suya

Yo estaba totalmente fuera de mi y no era consciente de lo que decía. De un empujón me tumbó de espaldas sobre la mesa y agarrándome por la cintura me arrastró para que mi culo quedara en el borde. Dobló mis piernas para que quedaran los pies también sobre el borde de la mesa. Así mi palpitante sexo quedaba a merced de mi amo y señor.

¿Así que quieres ser mi perrita?

Si por favor, soy su perrita

De pronto, y sin más aviso noté como me penetraba con una sola envestida. Emití un grito pero no de dolor, ya que estaba totalmente lubricada y abierta, sino de puro placer. No creo que llegara ni ...