1. A correazos


    Fecha: 25/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su cara, como no la tenía el menor respeto. Observé como expulsaba rayos por los ojos y humo por las orejas como si fuera un comic. Se dirigió a mí de nuevo con un tono mucho más amenazante.
    
    - Te azotaría sin piedad hasta que aprendieses a respetarme, te lo aseguro - Me recriminó enojada.
    
    Yo también comencé a enfadarme y contestarla de forma malhumorada:
    
    - Dudo mucho que me azotara y menos que llegase a obedecerla - La respondí desafiante y de forma chulesca.
    
    - Si tan seguro estas te propongo algo: Esta noche ven a mi casa, comprobaremos si soy capaz de azotarte, te aseguro que me suplicaras piedad y perdón, si por el contrario no soy capaz nunca más volveré a chivarme de nada a tu madre, ¿aceptas, o eres un cobarde? - Me retó.
    
    No deje escapar aquella oportunidad, era una apuesta absurda, estaba seguro que era todo mentira, no sería capaz de azotarme, pretendía asustarme pero no lo consiguió. Justo en el momento que regresó mi madre al salón la dije por lo bajo que esa misma noche acudiría a su casa.
    
    Llegó la noche y acudí al encuentro de mi vecina, no iba a permitir que me llamase cobarde, todo lo contrario, iba a demostrar que ella era una mentirosa y que mucho hablaba para asustar pero luego no hacía nada, la dejaría en ridículo. Ganaría la apuesta y me dejaría tranquilo para siempre. Llamé a la puerta de su casa, me abrió con una sonrisa de oreja a oreja y me invitó a pasar sin dirigirme la palabra, solo con un gesto con su mano para que entrara al interior de su casa. Comenzó a andar y fui tras ella, llegamos hasta el final del pasillo y al igual que en mi casa aparecían unas escaleras de madera que conducían a un sótano o trastero situado en una planta inferior. Bajé las escaleras tras ella, la seguía de cerca contemplando su aspecto tan grande, sus grandes y obsesos brazos y sus poderosas piernas. En realidad era una abuela, ¿qué daño podría hacerme? , era inofensiva.
    
    Tal como intuí llegamos al sótano de la casa. Abrió la puerta metálica con llave y de nuevo volvió a realizar el gesto con su mano invitándome a entrar.
    
    El sótano era igual que el de mi casa pero el suyo estaba lleno de trastos y enseres antiguos rodeando la habitación apilados unos sobre otros. El centro de la habitación estaba despejado sin obstáculos excepto un curioso artilugio situado en todo el centro que me llamo mucho la atención. Era un potro de hacer gimnasia, como los que había en los colegios para la asignatura de gimnasia. Una parte plana forrada en cuero suspendida sobre cuatro patas de metal en diagonal. La señora Marga cerró la puerta con llave desde el interior y se aguardó las llaves en el bolsillo de su bata azul de tela que portaba en ese momento. Aquel gesto me produjo algo de temor, estábamos encerrados los dos dentro del sótano con la diferencia que ella era quien custodiaba las llaves.
    
    - Desnúdate - Me ordeno
    
    - ¿Qué?.... - quede impresionado, pretendía que me desnudara delante de ella.
    
    - Ya me has oído, desnúdate o ¿te ...
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