1. Nuevo orden


    Fecha: 22/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Jane Cassey Mourin, Fuente: TodoRelatos

    ... segundos mis ojos volvieron a percibir con normalidad y dejé de sentir que el cuarto daba vueltas, sin embargo, aquel cosquilleo en mi vientre no cesaba. El maestro regresó cuando yo moví las caderas restregando mi pubis contra uno de los cojines. No logré detenerme al verlo, parecía que mi cuerpo se moviera solo. Él me miró con un gesto de desaprobación, a la vez que algunas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, no podía detenerme, no sabía cómo hacerlo.
    
    - Eso que sientes es el demonio de la lujuria, del deseo, tratando de apoderarse de tu cuerpo, por ello es necesario que te purifiquemos, que sanemos tu carne y expulsemos esos demonios.
    
    Su túnica cayó, quedando completamente desnudo frente a mí. Era la primera vez que miraba a un hombre sin túnica, su cuerpo era grande y musculoso, su piel oscura brillaba ante la iluminación blanca de la habitación; pero mis ojos se fijaron sin moverse, en el enorme y hermoso miembro que tenía entre las piernas. Mi respiración se agitó y mis caderas dejaron de moverse, sentía cómo mis pezones endurecían y cómo mis labios se humedecían aún mas.
    
    Él no dijo nada, solamente se arrodilló frente a mi y me despojó de mi túnica. Con algo de rudeza, me empujó por el pecho y me obligó a recostarme, metiendo su cabeza entre mis piernas, mientras con sus grandes manos sujetaba mis senos.
    
    Los gritos comenzaron a salir de mi boca, gemidos emanaban de mi garganta buscando alivio ante lo que mi padre me hacía. Mi cuerpo se retorcía, el cosquilleo que me provocaba al besar mi cuerpo de aquella forma era enloquecedor, no podía parar de gritar, no era capaz de callarme ni cerrar la boca mientras el no dejaba de besarme.
    
    Una oleada de placer me atacó, me hizo estremecer, gritar aún mas fuerte, mover las caderas y llevar las manos a mis senos, retirando las de mi padre y pellizcando mis pezones. Los gemidos que exhalé fueron los más sonoros y angustiantes.
    
    Mi padre se levantó y abrió mis piernas. Metió dos de sus dedos con fuerza y los movió con rapidez de un lado a otro. Era una delicia sentirlo. Tomó su miembro con una mano y comenzó a sobar mi carne con él. Mis labios besaban su pene hambrientos, ansiosos por darle la bienvenida. Me penetró con fuerza, haciendo que gritara de dolor, pero deteniéndose ahí. Mis manos tomaron los fuertes brazos de mi padre, durante aquel tiempo en que mis lágrimas comenzaron a dibujar ríos de dolor en mis mejillas.
    
    - ¿Conoces la oración de purificación?
    
    - Si, maestro - dije entre sollozos y gemidos
    
    - Bien, quiero que empieces a rezar, una y otra vez hasta que los demonios hayan salido de ti, hasta que yo te diga que te detengas.
    
    - Gracias gran maestro, padre portador de la luz de sanación - comenzó a penetrarme una y otra vez, sin contemplación, arrancándome gritos y gemidos que se combinaron con las palabras santas que salían de mi boca - por liberarme de mis demonios - su intensidad se hacía cada vez más fuerte - por brindarme la semilla de uno de tus hijos, para ...