1. El precio que mi compañera me hizo pagar. Real


    Fecha: 07/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Cesar, Fuente: TodoRelatos

    Aquí os contaré el precio que me hizo pagar mi compañera de trabajo por poder estar a su merced. Una locura 100% real. Menos el nombre. Por privacidad. Espero que les guste.
    
    Para poner en situación, soy un chico de 38 años. Estaba sin pareja desde un tiempo atrás y tabajaba únicamente con mujeres desde hace unos años en una tienda de muebles.
    
    En el trabajo, mi función era el de almacenista y mis compañeras se sentían superiores a mí y tenía que complacerlas en todo para que estuvieran contentas y no dieran quejas de mi. Ellas usaban sus "armas de mujer" para conseguir lo que quisieran y yo hacía como que les funcionaba para que no me calentarán la cabeza, incluso ellas competían por ver quién se aprovechaba más de la situación.
    
    Ellas eran muy guapas, en especial dos de ellas, tenían pinta de que cuando eran más jóvenes estaban buenísimas, pero después de hacerse más mayores y tener un par de hijos estaban en declive pero aún así estaban muy buenas.
    
    El baño que teníamos para los trabajadores era compartido para hombres y mujeres. Una vez entró una compañera a orinar y al salir ella entré yo, me fijé que había dejado el papel de haberse secado en la papelera, y me pico la curiosidad de pasarle un lengüetazo, pero solo estaba un poco humedecido y no sabía a nada pero aún así me puso cachondo.
    
    Al día siguiente volvió a coincidir que salía ella y me susurró, ese está más mojadito. Me sorprendió y me hice el loco. ¿Sabía lo que hice ayer? ¿O era paranoia mía? Pero al cerrar la puerta, me asomé y cogí el papel. Efectivamente, estaba chorreando y no me pude resistir, lo apreté y me cayeron unas buenas gotas en mi boca saboreando el néctar refinado de aquella hembra. Al salir me estaba esperando fuera y me preguntó que si me había gustado y yo muerto de vergüenza me fui. A partir de ese día siempre dejaba el papel bien mojadito para mí, pero no me decías nada. Aquello despertó unas nuevas tendencias sexuales en mí y empecé a pensar en cómo sería que una mujer me meara directamente el la boca.
    
    Mi otra compañera se llamaba Elena. Elena tenía unos 36 años y al haber sido muy guapa y ahora estar en declive se sentía un poco acomplejada ya que las tetas y el culo ya no los tenía tan perfecto a cuando tenía 20 años pero para mí, ese tipo de mujeres me ponen mas cachondo que una tía perfecta. Ella se casó muy joven y tenía 2 niñas, pero se veía que su marido era muy paradete y no la hacía disfrutar. Ella era muy sensual para que los hombres se rindieran a sus encantos y satisfacer las faltas de deseo de su marido.
    
    Al cabo de unos días estaba trabajando con Elena, me dijo que iba al baño aguantándome la mirada de forma provocadora y me dijo ¿quieres un poquito? y se rió, pero no se iba. Me volvió a decir, voy a bajar al baño ¿Querés que te guarde un poquito? Me quede parado y pensé.. Buag !! La otra compañera le había contado algo, seguro. Le dije así de broma, si, y me dijo si quieres te doy un poco y le asenté con la cabeza a ver qué pasaba ...
«1234»