EL CAMINO DE SANDRA 7 y 8 - Relatos Eróticos

EL CAMINO DE SANDRA 7 y 8

... firme y da mucho que hacer, pero va avanzando.

- Ya me he fijado que tenía marcas en el culo, sin embargo no había caído en que serían de látigo, son realmente hermosas, le quedan muy bien, también me ha parecido ver algunas en las tetas.

- Si, suelo azotarla a menudo por todas partes, ella lo necesita para educarse, y a mí me encanta oír sus gritos y ver su piel llena de moratones. Pero dígame, qué se le ofrece?

- Pues la verdad es que cuando me he enterado de que Sandra era en realidad una zorra sumisa, he pensado en pedirte que me dejases usarla, está muy buena y me encantaría follarme sus agujeros.

- Ya, no crea que no he pensado en ceder a mi perra, será divertido ver cómo otros se la follan y la castigan, pero lo cierto es que esperaba obtener alguna compensación a cambio. No me apetece prostituirla por la calle, sería engorroso, y no quiero que un imbécil la deteriore, espero conservarla muchos años, al menos hasta que esté en buen uso, después ya la venderé a algún degenerado para que la use de wáter o algo así. En definitiva creo que cuando se la entregue a alguien será a cambio de algo, un dinero o algún trato en especie, que en su caso no es posible. Así que nos queda el dinero, puedo alquilársela si es lo que quiere, o si prefiere darme una cantidad fija podrá usarla cuando quiera mientras estemos aquí.

- Verás, si esto hubiera ocurrido hace unos meses habría sido sencillo llegar a un acuerdo, pero hace poco he tenido un grave problema y mi liquidez anda escasa.

- Ya he oído la historia, pero sintiéndolo mucho tendrá que comprenderme, esta perra es una mercancía exquisita y no estoy dispuesto a regalársela a nadie.

- Lo entiendo perfectamente, y no pretendo eso, pero voy a tardar un tiempo en hacerme con los fondos necesarios, ahora tengo que andar con mucho tiento pero he empezado a hacer chapuzillas y voy recogiendo algo. Yo trabajé en un banco y entiendo de contabilidad, así que estoy ayudando a varios amigos con sus cuentas y aunque poco algo me queda, te aseguro que sin tardar mucho estaré en condiciones de arreglar un acuerdo contigo. Pero dime de cuánto estaríamos hablando.

- La verdad es que no lo he pensado, déjeme unos días y hablaremos.

- Muy bien, pero me gustaría catar el producto, para saber que merece la pena el esfuerzo.

- Es Ud. muy pillo D. Anselmo, ya puede ver que lo merece, además podrá hacer con ella lo que quiera, con algunos límites claro, pero serán pocos, se puede divertir un montón. En cualquier caso entiendo que no quiere irse con las ganas, es normal, así que como regalo mi perra le hará una buena mamada para que suba a casa satisfecho.

Durante toda aquella conversación Sandra estaba presente y según escuchaba que se referían a ella como una mercancía, como un objeto, se iba poniendo cachonda, la humillación que le procuraba sentirse despreciada por los dos hombres le causó una excitación feroz. Se alarmó un poco al escuchar que Andrés planteaba la posibilidad de venderla ...