EL CAMINO DE SANDRA 7 y 8 - Relatos Eróticos

EL CAMINO DE SANDRA 7 y 8

... mencionadas en la roja y la marrón. Al principio puede parecerte complicado, pero ya verás cómo lo coges enseguida. Mientras tanto nuestra recomendación es no poner ninguna, así tendrás control sobre el uso de tu perra. La verdad es que al haber muchos animales disponibles, la gente no se suele molestar en buscar a los amos de los que no llevan chapa y no los usan, por eso acabarás poniendo una chapa si lo que quieres es que la usen. ¿Tienes alguna duda?

- La verdad es que no parece difícil, yo puedo limitar el uso de la perra a unos determinados amos? Es decir a unos si y a otros no.

- Si no lleva chapa puedes hacer lo que quieras, decirle a quien desees que la use hasta dónde y cómo prefieras, y a otros no. Pero en el momento en que lleve una chapa podrá ser usada por cualquiera para aquello que indique el color. ¿Algo más?

- No nada.

- Pues vamos al salón.

Una vez la perra estuvo desnuda y con el collar puesto, sin chapa, se dirigieron al salón, allí había unas veinte personas y los correspondientes animales. La recepcionista les condujo a un rincón donde vieron a Mariela, la chica del sex shop, y les dejó con ella.

- Hola, me alegro que hayas venido.

- Hola Mariela, a ver si me guías un poco estoy algo confuso.

- No te preocupes, ya te irás haciendo.

Mariela era una muchacha atractiva aunque algo regordeta, tenía treinta años y era la dueña del sex shop, allí se ganaba bien la vida y conocía a gente muy interesante. Todo esto le contó a Andrés antes de mostrarle a su perra, que llegaba entonces de buscar una copa de vino para su ama.

- Mira, esta es Susi, mi perra, es muy puta y muy guarra. Ya hace dos años que me pertenece, como verás no tiene chapa, al principio prefiero reservármela, luego ya la iré prestando por ahí. Antes de acabar el día esta cerda será follada por todos sus agujeros varias veces, se comerá pollas, coños y culos, y se tragará un montón de meadas.

En contraste con su ama Susi era delgadita, poquita cosa, aunque tenía unas tetas de tamaño considerable, tenía veintiséis años y parecía más joven. Estaba absolutamente enamorada de su ama, y era una sumisa de libro, disfrutaba siendo usada, humillada y degradada por cualquiera que su ama dijese. Se entregó a Mariela nada más conocerse, y desde entonces se sentía feliz y completa, el único objetivo de su vida era servir a su ama como ella considerase.

- Susi, este es el amo Andrés, estás a su disposición para que haga contigo lo que quiera, ¿entiendes zorra?, lo que quiera.

- Si mi ama.

- Gracias Mariela, mira Susi esta es mi perra Sandra. Se me está ocurriendo que sería entretenido ver cómo os coméis los coños.

- Qué buena idea, seguro que gusta por aquí, venga perras comeros los coños, a ver cómo os corréis cada una en la boca de la otra.

Sandra no había abierto la boca desde que entraron en la casa, se sentía humillada por el trato de la recepcionista y avergonzada por su desnudez rodeada de extraños, pero aquella orden actuó ...