1. En el Café a las 3


    Fecha: 01/04/2024, Categorías: Gays Autor: Jesus tsukishiro, Fuente: TodoRelatos

    ... para recoger su maleta y con un pie Franco la aplastaba diciendo. – No te lleves esta maleta hasta que me entregues las llaves de la camioneta que te regalé en tu cumpleaños, las llaves de la casa y la copia de seguridad de tu estudio fotográfico; pues lo que tienes es y ha salido de mi bolsillo para motivarte a seguir profesionalmente, lo que eres, lo eres gracias a mí, así que dame lo que te pido.
    
    Javier sin más remedio, le dijo. – Puedes tomarlas, están en la bolsa de costado, también está allí el reloj que me diste, sólo dame la oportunidad de sacar mis cosas de la casa.
    
    – ¿Cuáles cosas?, si todo lo que eres fue por mí, de tu bolsillo nunca ha salido nada para ambos, lo que ganas, todo lo usas para tu imagen, para tus cremas y tratamientos, para verte guapo y seguramente engañarme con quién sabe cuántos más.
    
    Javier, orgulloso, se acomodaba su gorra, veía su celular y no mostrando pena. – Franco, créeme que no era mi intención hacerlo, nunca lo fue, pero tú eres poco cosa, ya no eras lo que deseaba y necesitaba, me aburriste y no sabía cómo decírtelo, no sentía ya por ti lo que hace unos años, nos volvimos monótonos, aburridos, fríos, no me encontraba más a tu lado.
    
    Franco tomaba la maleta, sacaba los objetos y se la aventaba diciendo. – Nunca fui frío contigo, fui el más amoroso de lo que pude ser, te amaba y te hacía el amor con toda la calma que me inspirabas, lo siento, pero la relación se tornó así porque tu ambición de querer más y más pudrieron tu hermoso ser interior; vete.
    
    Javier seriamente hablaba. – Ambos tenemos culpa, no sólo yo, sólo date cuenta hasta dónde llegaste y en donde me dejaste; ¿crees que toda la vida estaría esperando a que me voltearas a ver de nuevo luego de estar trabajando casi 24/7?
    
    – ¿Me reprochas el matarme trabajando para que pudieras vestirte así como vienes? – Conteniendo las lágrimas Franco.
    
    – Sabes bien que ambos tenemos la misma culpa, aunque te cueste admitir que sientes lo mismo que siento ahora. – Javier en total gesto plano. – No vamos a pedirnos perdón, eso no creo que pasé, ¿o eso quieres?
    
    – ¿Pedirte perdón por qué? – Le cuestionaba él a Javier cruzando de brazos.
    
    – Perdón por dejarme esperándote noche a noche a que decidieras regresar a la casa tras tu jornada laboral, perdón por esas tardes de películas que me cancelabas porqué debías trabajar, perdón por no ser lo qué tu esperabas que fuera. – Javier tratando de voltear la situación.
    
    – ¿Quieres que te pida perdón? – Le preguntaba con los ojos al borde de romperse en agua. – Bien, ¡te pido perdón! – Se arrodillaba hablando. – Perdón por trabajar noche a noche para poder terminar de pagar la camioneta que te regalé, perdón por no tener un trabajo con horario flexible al que tú tienes y manejas, que, viéndolo bien ni trabajas ya, es más tu vida en el gimnasio que lo que haces trabajando; perdón, sí, perdón por cancelar las tardes de cine por trabajar para tener un mejor puesto en el que me permitiera darte tu tiempo y ...