En el Café a las 3 - Relatos Eróticos

En el Café a las 3

... el anillo de compromiso?; de pronto comenzó a sonar el celular de Javier, él se acercó y se perdía la llamada, luego se escuchaba el sonido de notificación y posteriormente entraba otra llamada, respondía:

– ¿Hola? – Su gesto de nervios, pasaba a seriedad, una lágrima brotaba de su ojo derecho, Javier caminaba saliendo del baño, sonriendo, preguntando a cierta distancia.

– ¿Pediste ya la cuenta?, pagas tú y te transfiero en casa.

Franco apretaba el celular, se lo aventaba y exclamaba. – ¡Por eso llegaste tarde!

– ¿Y ahora qué te pasa Franco? – Javier sin saber que sucedía.

Levantaba su celular y veía el mensaje y la llamada que acababa de finalizar; él se ponía nervioso.

– Te dije Javier que este día sería especial para mí, te lo dije, muchas veces en casa te estuve diciendo que debías estar, pero me decías que era importante tu entrenamiento, ¿eso era tu entrenamiento? – Él apretando los puños.

– Amor, deja que te explique. – Nervioso él.

– ¿Ahora si me dices amor delante de la gente? – Serio Franco.

– ¡Amor, vamos! – Javier se le acercó y Franco le lanzo un puñetazo.

– Fui un imbécil que te creyó más a ti, fui muy estúpido al pensar sólo en ti, fui todo para ti, ¿para qué?, para que sólo me dieras migajas de amor y aprecio a solas, porqué te da vergüenza y pena que sepan que eres gay.

Franco lo miraba con cierto odio, en lo que él estaba en el suelo.

– Vamos a hablar, este no es lugar para escándalos, la gente nos está mirando. – Nervioso Javier se levantaba.

– ¿Te sigue dando pena que sepan que eres gay? – Daba unos pasos y decía. – Este hombre que ven ustedes aquí, se llama Javier, primero fue mi compañero de departamento, después compré mi casa, se quedó un tiempo en el departamento que tenía seis meses de renta adelantado, luego fue haciéndome cumplidos, cantándome, diciéndome cosas bonitas, bellas, me adornaba noche a noche con palabras al oído mientras estábamos en la cama amándonos; me convenció de dejarlo vivir en mi casa, sí, este hombre deportista, perfecto y galán, con imagen de heterosexual, él, él sólo me engaño, y justamente hoy que pensaba pedirle matrimonio a pesar de no haber estado en mi nombramiento de mi nuevo puesto laboral, he descubierto que me engaña con quién pensaba que era mi amigo, al que le contaba mis problemas y situaciones en pareja discreta; ese amigo que me ayudó a elegir el anillo de compromiso perfecto para ti, ese amigo a quién en tu teléfono lo tienes registrado como tu hermana, ese amigo que te acaba de escribir un mensaje diciendo que le contestaras para que rechazarás mi propuesta de matrimonio que ya tenía organizada para esta tarde.

Franco lo miraba conteniendo las ganas de llorar; Javier avergonzado no decía nada; en el café todos fijamos mirada al centro de atención que eran ellos; ¿qué podíamos hacer?, ¿detenerlos?, yo como gerente no podía sacarlos del lugar, podría suceder algo peor.

Javier sonrojado, serio, tratando de ocultar su rostro, se agachaba ...