La borrachera de Shadow Angel - Relatos Eróticos

La borrachera de Shadow Angel

... dejado clara mi postura.- Dijo el pelirrojo plantándose frente a sus dos compañeros.- Si queréis aprovecharos de ella, primero os las tendréis que ver con mis puños.

El del pelo cano, frustrado, hizo amago de sacar su pistola, cuando un golpe fuerte sobre la barra acalló la discusión. La mirada de los cuatro moteros quedó fija en el Barman.

- ¡Sabéis que no tolero peleas en mi local!- Dijo alzando la voz.- Y si tu primo se pudre en la cárcel es por haber asaltado una tienda a mano armada. Fueron sus decisiones de mierda las que lo han llevado entre rejas, aunque haya sido esa chica quién lo entregase a la policía. Y de hecho, de no haber sido por su oportuna intervención, sabes perfectamente que tu primo estaría ahora cumpliendo condena por asesinato en lugar de robo.

El del pelo cano no parecía dispuesto a dar el brazo a torcer, miró al de la coleta, que parecía apoyar firmemente su propuesta de entregar a Shadow Angel a cualquier banda. El Barman no les dejó hablar.

- ¿Hace falta que os recuerde que tengo una recortada bajo la barra?- Le dijo clavándoles la mirada.- Deberíais tener claras las normas de ese local, todos habéis pasado un buen rato. No he dicho nada porque ella es mayorcita para saber dónde se mete y lo que hace con su cuerpo. Ahora bien, no dejaré que metáis a una chica indefensa en un sucio maletero. Y ahora, largo de aquí o la siguiente en hablar será mi escopeta.

Ahora la situación estaba a tres contra dos a favor de Amy. Los dos tipos apartaron las manos de sus armas y relajaron su postura. “Está bien, sólo bromeaba” dijo el del pelo cano, palmeando la espalda del pelirrojo. Los cuatro moteros, recogieron sus cosas y se largaron apresuradamente de local. “Gracias por todo” le dijo el del pelo corto a Amy, despidiéndose de ella con una sonora palmada en su trasero “pásate por aquí más a menudo”. El Barman no relajó su postura hasta que no escuchó el ruido de las motos alejándose por el callejón.

Amy, aturdida y asimilando poco a poco lo sucedido, se fue vistiendo de forma torpe, lenta y pausada. Después de intentarse poner el top del revés un par de veces, desistió y dejó la prenda sobre la mesa, poniéndose directamente la empapada camiseta sobre su pecho desnudo. Tampoco logró ponerse el tanga, dejándolo al lado del top mientras se subía las mallas. Intentó ponerse las botas pero fue incapaz de atarse los cordones, desistiendo tras varios intentos. Recogió el cinturón y se lo ciñó a su cintura, sujetando a la hebilla, con un torpe nudo, sus prendas de ropa interior. Con su máscara y las botas entre las manos, se acercó descalza hasta la barra y recogió su arco y carcaj, que se puso a la espalda tras varios intentos erráticos. Finalmente, recogió los guantes y se los sujetó al cinturón.

Avergonzada, agachó la mirada y se dirigió a la puerta tras decir un torpe “gracias”.

- La próxima vez que vengas a zorrerar a mi bar.- Le dijo el Barman cuando la chica se disponía a abrir la puerta.- No esperes que te ...