La borrachera de Shadow Angel - Relatos Eróticos

La borrachera de Shadow Angel

Detroit. Unas horas después de que una granada explotara en casa de Felina.

Shadow Angel caminaba por un estrecho callejón del centro de Detroit, hacia a su céntrico ático. Era de noche y aún faltaban unas tres horas para que amaneciera. Después de un parón de varias semanas, esa era la segunda noche consecutiva, después de aquella amarga conversación con Rubén, en que había recuperado su cruzada contra el crimen.

Fue una grata sensación para ella descubrir que esas semanas de inactividad no habían hecho mella en su capacidad de lucha. Su cuerpo enseguida se adaptó al nivel de exigencia que la ninja requería. Y esa noche no había sido diferente. Se encontraba algo cansada y respiraba con dificultad. Había recibido golpes y magulladuras, pero ella había golpeado mucho más rápido y fuerte que sus oponentes. No esperaba descubrir la identidad de Crimson en dos días, de hecho sus acciones habían tenido poco de investigación y mucho de violencia. La heroína se había centrado más en descargar contra varias bandas de traficantes la frustración que le causaba el hecho que uno de sus mejores amigos se viera obligado a abandonar la ciudad, que en investigar la identidad de la persona que movía los hilos de esa red que se extendía como un cáncer por toda la ciudad.

Esas dos noches había golpeado con mucha más fuerza de lo acostumbrado, bajo los guantes, sentía los nudillos adoloridos por los golpes realizados y en la flexible tela negra de tejido anticorte de su uniforme se apreciaban varias manchas. Manchas que bajo la luz de las farolas parecían de agua, sólo que ella sabía que no era agua. De hecho, parte de esa violencia, tenía algo de terapéutico para ella. Después de la pelea con Malcolm en el bar de la facultad y las duras palabras que le profirió Tom, le costaba conciliar el sueño. Tardaba en quedarse dormida y se levantaba a media noche con los buenos momentos vividos con su pareja atormentando su mente. Así que esas dos noches, se había dedicado a vapulear bandas de traficantes hasta que el agotamiento la había forzado a volver a su apartamento. Y por primera vez en varias semanas, consiguió dormir ocho horas seguidas Ni siquiera se limitaba a entregarlos a la policía. Prefería que sirvieran de escarmiento para quién los viera, quería que el terror se apoderase de las bandas de la misma forma que se adueñaba de muchos ciudadanos. Si no podía localizar a Crimson, se limitaría a expulsar a golpes a esos traficantes de la ciudad, uno a uno si hacía falta.

Normalmente, por seguridad, no solía volver a casa caminando por la calle sino que se movía por debajo de la ciudad, utilizando la amplia red de alcantarillado. Pero en esos momentos su propia seguridad le importaba poco. Apática por lo sucedido con Tom, había perdido parte de su instinto de conservación. “Si alguien me ve, mejor para mi y peor para ellos” se dijo mientras caminaba cabizbaja por el oscuro callejón “que lo intenten y tal vez se lleven una sorpresa”.

De repente, las ...