1. Isolda y yo, Cleo (Parte I)


    Fecha: 23/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Amorclandestino, Fuente: CuentoRelatos

    Soy Cleo, una chica de 25 años. Soy bajita (mido más o menos 1,60), delgada, blanca de piel, tengo el cabello castaño con una corta melena casi por encima de los hombros, los labios carnosos, los ojos marrones y llevo gafas. Soy muy femenina. Soy una chica muy tímida, introvertida y sensible. Soy bisexual con bastante preferencia hacia las mujeres. No tengo ninguna experiencia en el amor ni en el terreno íntimo. He tenido oportunidades, pero me he negado. No soy capaz de llegar a un punto de intimidad sin estar enamorada ni sin que haya sentimientos de por medio. No puedo. Me parece un acto vacío. La primera persona de la que me enamoré fue una mujer, insana y obsesivamente, mejor no recordar, fue una experiencia nefasta que me generó un trastorno psicológico con el que casi me arruino la vida. Me di cuenta del gran cáncer que son las apps de ligar y hasta cierto punto (aunque obviamente no en general) las redes sociales. Nada más que un gran mercado de personas como si fuéramos objetos. Cometí grandes errores por mi incautela e inmadurez. Paulatinamente, fui recuperándome con mucha ayuda psicológica y volviendo a ser yo.
    
    Y a la vez aparece Isolda en mi vida. Y me vuelvo a enamorar. Pero esta vez de una mujer real. Conociéndola de verdad. Más bien, me enamoro genuinamente por primera vez en mi vida.
    
    Isolda es una hermosa mujer de 30 años. Es muy alta (mide entre 1,85 y 1,90), gordita con buen porte (buenas curvas y bien proporcionadas: abundante cintura, anchas caderas, pechos más bien pequeños aunque un trasero grande, caderas y muslos discretamente anchos y piernas fornidas y largas), una piel muy blanca como la luna llena iluminando la noche de su cabello, una hermosa melena larga lacia y con flequillo recto, de un negro azabache que quita el sentido. Tiene una hermosa mirada que transmite frialdad (pero si te adentras más en ella conociendo más la personalidad de Isolda, melancolía y paz) de unos grandes ojos turquesas como el inmenso océano y lleva gafas. Físicamente muy parecida a la primera mujer de la que me «enamoré», a diferencia del color del cabello y los ojos. No es por nada, sino porque siempre tuve mi prototipo concretísimo de mujer.
    
    En mis largos paseos durante las tardes de domingo al lado de la playa, cada vez que miro el mar pienso en ella. Estoy enamorada de ella. Cada vez que la veo me tiemblan las piernas y mi cuerpo se estremece como nunca antes.
    
    Isolda es mi médica de cabecera desde hace poco más de un año. Ya desde el primer momento que la vi, me sentí algo muy fuerte hacia ella. Son muchas las veces en las que mi cuerpo ha sentido ese dulce calor pensando en ella. Pensando en su cabello, su mirada, las abundantes y fornidas curvas de su hermoso cuerpo, sus anchas caderas, sus fornidas y largas piernas, esas botas altas de plataforma y tacón que siempre lleva, que aunque sea una mujer muy discreta y sencilla vistiéndose, resaltan su belleza y sensualidad y siento algo indescriptible viéndoselas puestas. ...
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