El Carro de las Esclavas - Relatos Eróticos

El Carro de las Esclavas

... llenándole el coño, la boca e incluso el culo. Ella chilló y se retorció y se corrió, rogando a sus amos por más.

Y luego se arrodilló adentro mientras las otras nuevas esclavas eran traídas y se preparaban para enfrentarse a sus nuevas vidas.

Tres meses después, Gilly, el nuevo nombre de Seraphina, descartado durante mucho tiempo por ser demasiado fino para una esclava, caminaba dócilmente detrás de su Amo, un senador que decidió que la oportunidad de comprar a la hija de su rival político en un burdel y convertirla en su esclava reproductora era demasiado buena para dejarla pasar.

Con la marca de esclava en su muslo, el semen de su Amo cayendo entre sus muslos, la esclava sonrió cuando vio a un hombre libre, una vez su hermano, pasar con su esclava lactante detrás de él con una correa. Cassie sonrió al ver a Gilly, con un bulto en su vientre apenas perceptible.

La chica desnuda le devolvió la sonrisa hasta que pasó una carreta de esclavas y las celdas de chicas retorciéndose interrumpieron la vista.

Luego Gilly volvió su atención a su amo, como debería hacer una buena esclava.

FIN.