El Carro de las Esclavas - Relatos Eróticos

El Carro de las Esclavas

... eje de acero empalaba el coño hinchado de la esclava.

Cassie, que normalmente estaba tan cuidadosamente peinada y arreglada, ahora estaba sucia, su cabello suelto y enmarañado en su cráneo con sudor y otros jugos, su piel pálida ahora cubierta de esperma. Sus ojos, una vez plácidos, ahora estaban enloquecidos por el miedo, el pánico y otra emoción que Seraphina no podía ubicar. Sin embargo, había visto la mirada de otras esclavas y se preguntó si así era la lujuria.

Cassie estaba en la jaula más baja en la esquina trasera, por lo que Seraphina se acercó sin mirarla directamente.

"¿Cassie?" preguntó en voz baja, fingiendo estar absorta en las mercancías de un puesto de ventas cercano.

"Oh, Sera, tienes que ayudarme", suplicó la esclava en voz baja. “¡Me van a vender a un burdel. ¡Me han convertido en una esclava!"

"¿Qué pasó? ¿Cómo terminaste en una jaula?" preguntó medio susurrando Seraphina.

“Oh, fui estúpida. Había quedado con el hijo del carnicero en el callejón detrás de la pared de mi jardín y estábamos tonteando". Respondió Cassie

“¡Cassie! ¿En qué estabas pensando?" exclamó Seraphina levantando un poco el tono de su voz.

"No lo sé. Era lindo y tenía una buena polla. Nunca llegamos hasta el final, pero yo le chupaba la polla mientras él jugaba con sus dedos en mi coño, y se sentía tan bien".

Seraphina se mantuvo callada, tratando de imaginarse a la recatada hija de una casa noble a la que creía conocer bien, como una puta que tenía relaciones con campesinos en sucios callejones.

Cassie no se dio cuenta del gesto de Seraphina y siguió hablando. “Anoche, él no estaba esperandome. En cambio, mientras esperaba, el carro de las esclavas se acercó por detrás de mí y los guardias me agarraron por sorpresa”

“Me llamaron puta y dijeron que cualquier chica de alta cuna que quedaba con chicos para tener sexo después del toque de queda era una puta, que merecía un collar de esclava. Me desnudaron, me tiraron al suelo y me violaron, una y otra vez, hasta que los cuatro tuvieron un turno conmigo”, siguió explicando Cassie.

"Y me gustó." Exclamó con un suspiro

Seraphina casi se dio la vuelta para mirar a su vieja amiga al oír su exclamación, pero se contuvo a tiempo.

"¿Te gustó que te violaran?" susurró Seraphina.

“No pude evitarlo. Estar tan indefensa, siendo tratada como una vulgar puta, me puso tan caliente. Sabía que me quitarían la libertad y me reducirían a la esclavitud y fue como si mis deseos secretos se hicieran realidad. Me corrí varias veces”.

“Luego me metieron en una jaula, me montaron en este consolador y nos pusimos en marcha. Es tan grande dentro de mí y no puedo dejar de moverme, se siente tan bien".

Por el rabillo del ojo, Seraphina notó que las caderas de Cassie se retorcían en el invasor de su coño, creando un sonido de succión húmeda mientras se violaba lentamente en el eje de acero. Incluso mientras la esclava hablaba, se mordió el labio para contener un gemido cuando su coño de ...