Fóllame tierno-¡Montañas de nata montada! - Relatos Eróticos

Fóllame tierno-¡Montañas de nata montada!

... nueva amiga y acercándose a la copa de helado que aún estaba a la mitad tomó la cereza que la había coronado a modo de decoración y remozándola bien en nata la ofreció a su amiga.

–¿Quieres? –le dijo.

–¿Qué clase de juego es este? –preguntó la Sra. Moon sin comprender.

–¡Uno excitante! –dijo la Sra. Swede muy sensualmente sacando la lengua y haciendo ademán de chupar ella la cereza cubierta de nata, pero finalmente no lo hizo.

Volvió a dársela a probar a la Sra. Moon que sonriente esta vez fue a chuparla tal como se la ofrecía pero en el último segundo la Sra. Swede se la quitó de entre los labios, y llevándola a su propia boca la chupó dulcemente.

–¿Eh, que era para mí? –dijo Josephine.

–¡Tranquila que hay más! –dijo Puma.

Y volvió a repetir el ritual mientras la sujetaba por la cintura con su mano, cubriendo la cereza de nata derretida encima del helado y llevándola a la boca de la Sra. Moon.

Esta vez Josephine sí que alcanzó a chupar la cereza y recreándose la dejó limpia y roja. A continuación la Sra. Swede la llevó a sus labios, la chupó sensualmente y luego la mordió sin comerla sujetándola entre sus labios la acercó a la boca de Josephine y le entregó la mitad dividiéndola en dos con sus dientes y de paso saboreando un dulce beso.

Josephine se comió su mitad y sonriente preguntó de nuevo la Sra. Swede.

–Me ha gustado el juego, ¿tienes más?

–¡Espera aquí! –dijo Puma.

No tardó en volver de detrás de la barra armada con el bote de nata que había usado para adornar el helado.

–¿Te gusta la nata? –dijo sonriente acercándose.

–¡Me encanta! –dijo ella.

Y sacando la lengua, la Sra. Moon esperó que le pusiera esta directamente en su boca, pero Puma hizo otra cosa sorprendente.

Puso su lengua y se echó un surco de nata sobre ella desde los dientes hasta la punta y acto seguido clavó su lengua en la boca de Josephine, quien la chupó y se comió la nata.

–¡Hum Puma! Te confieso que hacía tiempo que no hacía travesuras con otra mujer –dijo la Sra. Moon.

–¿Ah, pero es que las hiciste alguna vez?

–Sí, de adolescente, pero hace ya mucho, mucho tiempo –dijo la Sra. Moon.

Ahora Puma se bajó una tirante de su vestido de cerezas, muy en la onda del juego que acababan de probar y puso una montañita de nata sobre su pezón negro, duro y puntiagudo.

–¡Ah Puma, qué pechos tan bonitos tienes! –dijo la Sra. Moon abalanzándose sobre la montaña de nata y devorándola al tiempo que devoraba su pezón.

–Me toca –dijo Puma y ahora tiró del vestido de Josephine y cubrió de nata su canalillo, pero no se la comió, directamente la esparció por sus tetas mientras la Sra. Moon se terminaba de quitar los broches del sujetador para no manchárselo y su amiga embadurnaba sus tetas por completo para luego comérselas por entero rebañando su nata a lametones.

–¡Oh, Puma! Esto es una guarrería, placentera pero una guarrería.

–Tranquila aún puedo ser más guarra –dijo Puma y tirando de su vestido la despojó de este y ...