1. Una vida peculiar (Capítulo final)


    Fecha: 17/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Rubir, Fuente: TodoRelatos

    ... los pezones.
    
    Pasó un rato hasta que conseguí limpiar todos los muebles de la habitación y bajé para avisar a la señora. Bajar las escaleras tal como iba fue una odisea, bajé una rodilla un escalón y mantuve el equilibrio hasta conseguir bajar la otra, así toda la escalera. Llegué hasta la cocina y me encontré a la señora sentada en una silla desnuda mientras sus perras lamían sus pezones.
    
    -¿Has terminado ya una habitación?
    
    Asentí, la mordaza de la boca me hacía babear como nunca, por lo que tenía mi cuerpo brillante de toda la saliva que estaba soltando sobre él.
    
    -Perfecto, acércate y ahora vamos a comprobar.
    
    Me acerqué hasta su altura y sin esperarlo me agarró la nariz. La nariz era mi única forma de respirar, cuando la agarró, taponó los orificios nasales impidiendo la entrada de aire. Al principio no pasó nada, pero con el paso de los segundos, me empezó a faltar el aire. Intenté moverme para zafarme de su agarre y así poder respirar, lo que conseguí fue una bofetada en cada mejilla. No me enteré cuando pasó, pero las esclavas pararon de lamer sus pezones y colocaron distintas hortalizas y verduras dentro de la cesta para que pesase más aún.
    
    -Perfecto, vamos puta- me dijo la señora soltando mi nariz.
    
    Fuimos a la habitación, la subida de las escaleras fue más fácil que la bajada, también porque al subir la señora me iba pinchando el culo para que acelerase el paso. Llegamos a la habitación y me quedé en el umbral de la puerta mientras la señora inspeccionaba todo.
    
    -Mmmmm no te habrás quedado nada, ¿no?
    
    Negué con la cabeza, ¿dónde lo guardaría?
    
    -Tienes un coño muy tragón, capaz eres de haberme robado algo y guardarlo ahí- me dijo acercándose y metiendo tres dedos en mi coño sin ninguna compasión. –No parece, la habitación está bien, pues con la siguiente, la casa tiene que estar limpia antes de que lleguen tus amos.
    
    Y se fue dejándome ahí de nuevo, me giré para ir a la siguiente habitación. Tenía que ir rápido porque la casa era grande y no sabía cuánto tardarían mis amos en llegar.
    
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    Era la hora de la comida y ya había limpiado casi toda la casa, solo me faltaba la estancia donde me encontraba ahora cuando veo aparecer a la señora diciéndome:
    
    -Te quedan cinco minutos puta. Dios mío, estás terrible.
    
    Si alguien se fijaba en mí se iba a encontrar a una persona con un aspecto horrible. Seguía con las ataduras y los accesorios bien puestos, pero tenía el pelo sudado y pegado a la frente del calor que tenía; mis mejillas tenían dos regueros de suciedad que habían dejado las lágrimas que no había parado de soltar; me dolía la mandíbula de llevar toda la mañana con la boca muy abierta; mis pezones estaban muy estirados hacia abajo debido a la cesta que tenía colgada de ellos, además, cada vez que veía a alguien de la casa, colocaba algo más en ella. Ahora mismo la cesta contenía de todo, desde verduras y hortalizas hasta piedras y herramientas, solo para provocar más peso. Los labios de mi coño seguían ...
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