Una vida peculiar (Capítulo final) - Relatos Eróticos

Una vida peculiar (Capítulo final)

... guiarme, las esclavas fueron dándome patadas en el trasero. Entramos en la casa y agradecí el suelo completamente enmoquetado, tenía las rodillas en carne viva de tanto andar en la calle. Subimos las escaleras en dirección a la planta de arriba y nos dirigimos a un cuarto pequeñito en el que todavía no había entrado. Tenía pinta de ser el cuarto de la limpieza porque solo había productos de limpieza, escobas, fregonas, mopas…

-Hoy, vas a limpiar la casa. Tu presencia durante este fin de semana la ha ensuciado, y lo que se ensucia se limpia- dijo la señora.

Justo cuando acabó de decir eso, las esclavas me clavaron un plumero en el culo hasta el fondo. Agarraron mis aros del coño y de ellos engancharon una especie de peso, eran unas bolitas grises que, una vez enganchadas, tiraron de mis labios hacia abajo. Me pusieron de rodillas y de los pezones me pusieron unas pinzas con unos dientes que se clavaban de lleno en ellos. Las pinzas iban con una cadena que estaban conectadas debajo de mis tetas y sujetaban una cestita donde había distintos objetos. Además, de esa cesta salían otras dos cadenas que se engancharon a los aros de los propios pezones.

-Procura que no se suelte ningún enganche, o de lo contrario te dolerán más las tetas- me dijo la señora mientras sus perras seguían poniéndome cosas.

Me doblaron los brazos por la espalda y los ataron con una cuerda. Por último, me pusieron una mordaza en la boca con forma de bola. Me encontraba de rodillas, con una mordaza en mi boca que me obligaba a tenerla abierta y a babear; con una cesta a la altura de mi vientre sujetada por los aros de mis pezones y dos pinzas enganchadas a estos; con los brazos doblados y atados por mitad de la espalda; con unos pesos colgados de los labios de mi coño y con un plumero clavado hasta el fondo en el culo.

-Perfecto, hoy es día de limpieza, así que te toca limpiar. Ese es el traje que llevarás, irás de rodillas y te acercarás a todos los muebles y pasarás el plumero, lo tienes en el culo así que acercarás el culo por todos lados, no te está permitido levantarte más allá de las rodillas, si a algún sitio no llegas, alzas tu trasero. La cesta es para que vayas transportando los objetos que vaya poniendo, que no se caigan. Empezarás por la parte de arriba, cuando acabes una habitación, vendrás adonde me encuentre para avisarme de que ya has acabado una habitación, e iré a comprobarlo. Vamos, empieza ya.

Era muy por la mañana, la señora y sus perras se fueron a desayunar y yo empecé a “limpiar” la habitación de la señora. Era una habitación normal y corriente, con su cama sin hacer, un armario empotrado que cubría una pared entera, una cómoda y poco más. Había también unos cuencos en el suelo con el nombre de las perras grabado. Entré a duras penas de rodillas y acerqué mi culo a todos los muebles de la estancia con cuidado de no caerme hacia delante. A cada movimiento, la cesta que tenía sobre mi vientre se balanceaba provocándome un terrible dolor en ...