1. Un baño de chocolate


    Fecha: 09/03/2024, Categorías: Fetichismo Autor: jose-sk, Fuente: SexoSinTabues30

    ... blanda posible para ponérmelos dentro de la nariz. Me excitó ver un par de trozos de maíz a medio digerir, que me puse en la boca enseguida. Mi nariz estaba cada vez más llena de mierda, el olor era increíble, muy intenso y sucio, y no tardé en correrme de nuevo. Tras volver de ducharse, me preguntó si me había corrido de mientras. ¿Cómo podía no correrme, con ese olor tan maravilloso que me había regalado?
    
    Cuando me fui a duchar, esta vez me costó muchísimo quedar «presentable». Tuve que lavarme primero las manos, me costó mucho, estaban llenas de caca, que estaba pegadísima. Tenía la caca casi seca pegada alrededor de mi pene, solo con rozarla me dolían los pelos de tanta y tan pegada que la tenía, tras mojarlo mucho pude empezar a lavarme, pero había mucho que lavar, realmente me había dado un baño de su «chocolate», cada vez que me ponía a lavar algo de mi cuerpo, salía caca de los sitios más insospechados. Mi pelo también tenía un montón de caca pegada, me costó muchísimo dejarlo aceptable. Mi nariz estaba a rebosar, con los dos agujeros llenos de caquita, cuando me limpiaba los mocos no paraba de salir caca (muy blanda y olorosa) de ahí, cada vez que lo hacía me llegaba una explosión de olor que me excitaba de nuevo. La boca no pude lavarla del todo, pero ya daba igual, con lo que había tragado, ya no vendría de ahí. Esta era la parte buena, viniendo de quién venía, y con lo que había hecho ya, no me daba ningún asco ni ningún reparo, me bastaba con que nadie se diera cuenta de lo que había hecho.
    
    Tras una (muy) larga ducha, cuando salí, Marta había recogido ya todos los plásticos, estaba todo casi impecable, visualmente parecía una habitación limpia, increíblemente limpia, preparada para un nuevo check-in, pero el olor se notaba mucho, me dijo que casi le molestaba y todo. Le pregunté cómo podía molestarle, si lo había cagado ella, si a mí no me molestaba su olor. Se rio. Me preguntó si era malo cagar con tanto olor. Le dije que eso era bueno, porque significaba que se había limpiado por dentro, y a mí me había encantado poder respirarlo. Me sonrió y me chocó la mano. Abrimos la ventana y tiramos algo de perfume, ya no detectábamos el olor, pero quizá podía ser que estábamos acostumbrados.
    
    Bajamos, hicimos el check out y la acompañé hasta la parada del tranvía, dónde nos despedimos hasta la próxima ocasión.
    
    Terminé la cita muy relajado, casi en trance, con una paz interior que hacía tiempo que no sentía, casi mística. Quedar con ella era para mí la mejor terapia de relajación, mucho mejor que una visita a un spa. Parecía insuperable la primera cita, pero ésta no tuvo nada que envidiar…
    
    Tiene que haber tercera cita, una tercera parte del relato, a poder ser con regla. Todavía no la he probado nunca, ese fluido que sólo el cuerpo de una mujer puede producir… Me pregunto a qué sabrá realmente, cómo lo aceptará mi cuerpo, espero estar a la altura…
    
    También para esa tercera vez, quiero probar de tragar un poco más de caca. Si ...
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