1. Carmela


    Fecha: 04/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Bellota, Fuente: TodoRelatos

    ... través de su ropa. Era un momento surreal, abrí la boca como si me hubiera querido tragar todo su seno, succionándolo y lamiéndolo. Lo comía a boca llena y me encantaba. Sentía que su cuerpo se tensaba, su placer subía. Me agarró la barbilla para que volver a besarla, pero algo me paró, y nuestros labios entreabiertos se suspendieron unos frente a otros: había levantado mi camiseta y rozaba sensualmente sus tetas contra las mías. El espectáculo de sus pezones acariciando a los míos era un encanto, me electrizaba. Me quedaba perfectamente inmóvil y la dejaba ondular.
    
    —¿Te sigue gustando, Sandra? —me preguntó por la forma con una sonrisa traviesa.
    
    Sin dejarme tiempo para contestar, me besó, buscando mi lengua con la suya. Carmela besaba húmedo. Era seguro que lamía como una diosa. La imaginé con la verga de Johan clavada en la boca, su saliva chorreando a la comisura de sus labios, qué maravillosa puta complacida debía de ser esta mujer… Sentí que desabrochaba el cierre de mi pantalón y, sin dejar de besarme, su mano alcanzó mi sexo, estábamos hirviendo. Pasó sus dedos entre los labios de mi vagina, hizo entrar apenas una falange – por puro juego para frustrarme, seguro – y retiró su mano. Recorrió mi abdomen con sus dedos mojados por mis líquidos, pasó por una de mis tetas, jugó su pezón unos segundos y los llevó a nuestras bocas. Los lamimos con el mismo morbo, éramos dos perritas arrechándose mutuamente.
    
    Se arrodilló, bajó mi pantalón y me lanzó una mirada que nunca olvidaré en la vida. Tenía a una golosa lúbrica que me miraba a los ojos mientras aplicaba toda la superficie de su lengua sobre mis labios íntimos. Empezó a lamerme magistralmente. Había conocido lo que pensaba ser el colmo del arte del sexo oral con algunos de mis amantes y Carmela acababa de superarlos, volando, con unos lenguazos. Sus labios pintados de rojo se estiraban para poder comerme la totalidad de la concha o se apretaban cuando me succionaba deliciosamente el clítoris. Su boca era suave y precisa, tanto como su lengua ágil que se abría un camino en mi vagina. Sabía exactamente cuáles eran los detonantes femeninos, los había experimentado a todos, recibiendo y provocándolos. Dado cómo su mano se agitaba en su mono, no me cabía la menor duda sobre su placer y su excitación. Después de unos deliciosos instantes, animada por mis suspiros, me metió directamente dos dedos que entraron sin pena en mi concha empapada. Esta mujer leía en mis pensamientos. Añadió rápidamente un tercer dedo y se puso a jugar, entrando, saliendo, apartando los dedos en mi intimidad para abrirme, saliendo de nuevo para frustrarme antes de entrar de nuevo y llenarme. Carmela aumentó la succión de mi clítoris, me lo aspiraba como nadie se había atrevido a hacerlo. La seguía mirando tocarse, con mi sexo sobre su boca, su busto desnudo con sus tetas pesadas que balanceaban y rozaban mis rodillas. Se masturbaba frenéticamente y gemía con la boca tapada. Me imaginé a mí misma en esta posición, ...
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