1. Carmela


    Fecha: 04/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Bellota, Fuente: TodoRelatos

    ... ganó rápidamente sobre mis hesitaciones y mi ausencia de experiencia. Me di la vuelta, le agarré la nuca y busqué su lengua con la mía. Si era claro que había sentido mi morbo latente, todavía estaba lejos de imaginarse a cuál demonio había sacado del abismo.
    
    La abrazaba con fuerza y nuestras manos bajaron en sincronía hacia nuestros culos respectivos. Sus gestos eran una mezcla de delicadeza y de afirmación, no era la primera vez que tocaba a una mujer. Los míos eran más apurados, traicionando mi excitación al descubrir estas curvas plenas y firmes. Tenía más culo que yo y era perfectamente redondo. Lo amasaba con fuerza y le mordí suavemente el labio. Descubría la fuente de lujuria que es el cuerpo de una mujer deseosa y el huracán de excitación que me provocaba ser al mismo tiempo su fuente. Carmela respiraba hondo, pasó su mano debajo de mi blusa y recogió mi teta con su mano suave, y empezó a jugar con mi pezón endurecido. Sentía los suyos contra mi pecho, duros como dos botones provocadores ornando las masas encantadoras de sus senos. Me dio un lenguazo en el cuello de una sensualidad increíble antes de susurrarme:
    
    —Nunca había tocado a una mujer, ¿verdad?
    
    —No…
    
    —Y ¿te gusta?
    
    —Me encanta…
    
    —Sentimos lo mismo, ¿sabes? Me estoy mojando y estoy segura de que tú también…
    
    Hervía, era como tener un espejo de mi arrechura, no me cabía duda de que la tanga de hilo que había adivinado debajo de su mono estaba tan empapada como mi propia ropa interior. Me jaló hacia un baño y cerró la puerta con llave. Tuve un momento breve de pánico. “¿Y ahora?”, pensé. A estas alturas de excitación, si hubiera estado con un hombre, le hubiera comido la verga con gula apenas el cerrojo corrido. Mi boca siempre fue una zona particularmente erógena y hasta la considero como un órgano sexual. Me encantaba tenerla completamente ocupada por un sexo o tener mi lengua regada por chorros de semen o de saliva mezclada con mis propios fluidos. Mi boca. Cuántas veces la abría y sacaba mi lengua mientras me venía bajo la mirada de mis amantes, esperando recibir algo allí que terminara de llevarme al colmo. Una perrita jadeante… Carmela me volvió a besar, su lengua jugaba con la mía, agarró mis manos, las puso sobre sus senos y perdí el control al mismo tiempo que las dudas. Era dos globos perfectos, libres y cálidos, irresistibles. Abrí el cierre que su mono tenía en la espalda, me dolía el clítoris por la excitación. La parte de arriba del mono cayó sobre su cintura, desvelando lo que deseaba tanto. No creo que tomé más de un segundo para mirarlos, enseguida, acerqué mi boca a la altura de su pezón izquierdo y lo empecé a lamer delicadamente. Recogí su otro seno con la mano, su piel era muy suave y su peso me provocaba una sensación de satisfacción extraña. El pequeño pedazo de carne oscura se endurecía bajo mis lenguazos y agarré a su vecino para pellizcarlo suavemente. Carmela suspiró, había tomado su entrepierna a plena mano y se amasaba la concha a ...
«1...345...»