1. Carmela


    Fecha: 04/03/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Bellota, Fuente: TodoRelatos

    ... copa, no podía despegar mis ojos de Carmela. Sin dejar de besar a Johan, me lanzó una mirada. La chispa y la pólvora a la vez. La mirada que te confirma lo que ni siquiera te habías atrevido a imaginar. Los lectores que ya conocen mis hazañas sabrán a qué mirada me refiero. La que había cruzado por primera vez en los ojos oscuros del tremendo barbudo. La que había vuelto a encontrar en su versión más celestial con el mozo. La que me había regalado Matías durante dos años, dominando las pecas de sus mejillas, cada vez que me desnudaba. La que Lionel tenía para mí desde que se había casado. La de Alejandro, excesiva e insoportable que me hacía implosionar de deseo: morbo violento y urgente.
    
    Las canciones seguían unas tras otras, no sé si era una buena banda, no escuchaba realmente. Era innegable, la insistencia con la cual me miraba jugando con la boca de su novio no me dejaba duda. En la penumbra del concierto, Carmela me provocaba. ¿Cómo había percibido la parte más perversa de mi persona? ¿Había leído en mi mente? ¿Sabía que había luchado para despejar las fugaces ganas de mamarla apenas la había visto? Este Cabernet era definitivamente malo. Carmela le dijo algo a la oreja de Johan que asintió con la cabeza. Se acercó a mí y me dijo que iba a buscar otras cervezas, proponiendo traerme una. Sentí su cabello sedoso contra mi mejilla y sus labios rozar mi oreja, me había puesto una mano en la cintura con delicadeza para hablarme. La dejó caer para agarrar la mía y entrecruzar sus dedos con los míos antes de desaparecer en medio de la gente en dirección de la barra. Esperé unos segundos, lo que me pasaba era nuevo, estaba excitada por una mujer, realmente. Sentía mi clítoris latir entre mis piernas y mis labios íntimos invadidos por la humedad que hasta aquel entonces solo había sido provocada por hombres. Tenía que calmarme. Johan miraba a la banda con una sonrisa extática, nunca había visto a alguien tan aficionado por la música lenta. Me acerqué para decirle que iba al baño, me contestó algo inaudible sin mirarme, totalmente acaparado por los acordes del bajista.
    
    Atravesé la sala sin pararme a la barra y bajé las pequeñas escaleras que llevaban a los baños. Me lavé las manos y me eché agua en la cara. Mi arrechura se había despertado y era difícil contener las imágenes obscenas que asaltaban mi mente. Claro que le cacheteaba el culo y me sobaba la concha en su cara. Claro que la mamaba mordiéndole los pezones. Claro que la ultrajaba hurgando su culo. Claro. Agarré una servilleta de papel del dispensador para secarme la cara, resoplando. Un cuerpo se pegó al mío, abrazándome por atrás. Un par de manos recorrieron mis caderas y mi barriga hasta llegar al límite de mis tetas. Seguí con la cara escondida en la servilleta mientras cabellos sedosos acariciaban mi nuca y unos labios empezaban a besarme el cuello. Reconocí el olor a vainilla, pero no quería mirar todavía. Disfrutar sentirla, ardiente y arrecha, pegada contra mi cuerpo. El morbo ...
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