1. Mi sobrina y su prima del pueblo 1


    Fecha: 04/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: CacharroLoco, Fuente: TodoRelatos

    ... volumen de la música.
    
    No sé el tiempo que llevaban sin verse, pero se tenían que contar muchas, muchas, muchas cosas. La recogí a las diez de la mañana y al fin callaron a las dos del mediodía, y porque comían hamburguesas como dos cerdas a dos carrillos. Claudia me miraba de vez en cuando y sabía que no estaba cómodo. Y ya tranquila con su amiga en casa, no temía que la violara.
    
    Yo en cambio las miraba y me daban ganas de ponerlas a hacer el sesenta y nueve entre ellas, y follarles los culitos, uno tras otro, sin piedad.
    
    Lleguemos a mi casa y se metieron como dos comadrejas en la madriguera cotorreando. Me senté en mi sillón y me volví a levantar gritando:
    
    - ¡Ahora vengo, chicas!
    
    - ¡Vale!, me dijeron a la vez.
    
    Pero no escaparía. Abrí la puerta, y había una chica de menos de cuarenta a punto de picar. Enseguida supe que era la madre de Claudia. El mismo cuerpo regordeta, buenas tetas, y buenas curvas para agarrarla y que no escapara. También tenía la mirada de tímida y miedosa de su hija.
    
    - ¡Hola! – le dije sonriendo.
    
    - ¡Hola! ¿el señor Pendergast? Soy la madre de Claudia– me dijo abriendo los ojos asustada.
    
    -Si, soy yo. Pero no me trates de usted, que te debo llevar poco mujer.
    
    -Si, jeje, perdona. Soy Claudia.
    
    -Pasa, pasa, acabamos de llegar de hacer turismo y de comer hamburguesas. - le dije dejándola pasar y mirando su culo gordo, redondo y empinado. Joder se lo podía follar de pie, pensé.
    
    -He venido antes, y esta niña no me cogía el teléfono. - me explico mirando todo el piso.
    
    -No se habrá enterado, no han parado de cotorrear desde que llego Esther- le dije en tono sufrido.
    
    - ¡Uy!, calla que las tengo que mandar a la habitación cuando están juntas en casa. - me confeso cogiéndome un brazo.
    
    -Pasa, pasa. Mira este es el salón, ahora estudia en mi mesa, pero hoy llega el escritorio nuevo, y una cama plegable para Esther.
    
    - ¡A, eso no hacía falta! Si duermen juntas desde pequeñas. - me dijo.
    
    Mi polla dio un salto imaginando otro numerito lésbico.
    
    -Me dices a fin de mes lo que te debo y te lo bajo el sábado, que vendré a verlas.
    
    -No mujer, nada, nada. No acepto dinero, yo no tuve ayuda cuando estudiaba, y así contribuyo a su educación. Y cuando sea famosa, que me ponga una calle o algo con mi nombre. -le dije.
    
    -Jajaja, si haber, si es verdad y saca buena carrera- me dijo.
    
    -Pero algo tendré que darte. No va a estar de gratis. - me dijo.
    
    Se me ocurrían muchas cosas que me podría dar y hacer, pero recordé que era de pueblo y le dije:
    
    - ¿Sabes hacer buen plato de cuchara? -le pregunte.
    
    -Si, si claro, te hago un potaje que no te levantas de la mesa- me dijo riendo los dos.
    
    -Pues potaje los sábados, y usted le explica que limpie y friegue el polvo. Y estamos en paz.
    
    Me miro, fijándose más en mí, y en mi cuerpo, y se le ilumino la cara.
    
    -Trato hecho- y me dio la mano.
    
    Le enseñe los baños y la deje pegándole la bronca a su hija y a Esther.
    
    Al rato una barría, y la otra ...
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