La chacha que cambió mi vida. - Relatos Eróticos

La chacha que cambió mi vida.

... salvaje, más guapa, más sensual, más gata, y también más lista. Enseguida captó la personalidad de la que sería su nueva jefa, y se deshizo en elogios hacia ella camelándosela en pocos minutos, le dijo todo lo que quería oír, y pronto sellaron el acuerdo con un apretón de manos.

Cuando los niños se levantaron, Ana Mari los presentó, y le dijo a la nueva chacha.

-Y cuidado con ellos, que ahí donde los ves, son un par de golfos, sobre todo David, y ya te digo yo que el único idioma que entienden es éste…

Entonces Ana Mari se medió sacó una chinela roja que llevaba dejándosela casi toda fuera del pie, y continuó diciendo.

-Zapatilla, a la más mínima te la quitas, y les pones el culo como un tomate, y después me lo dices a mí, que yo les daré otro repaso.

-Si Señora, descuide, tengo tres hermanos pequeños, y sé de lo que está hablando.

-Muy bien, si haces lo que te digo tú y yo nos vamos a llevar a muy bien.

David estaba en la época donde las hormonas sexuales revoloteaban por todo su ser, se masturbaba como mínimo una vez al día, pero ahora el objeto de su deseo ya no era la zapatilla de su madrastra, sino que era la de Rocío, y no sólo la zapatilla, era la chica entera, la deseaba sexualmente aunque la veía absolutamente inalcanzable.

Las primeras semanas Rocío no tuvo que descalzarse, digamos que ambos hermanos la estaban midiendo, y se guardaban las distancias. El primer rifirrafe ocurrió cuando Iván, una tarde se empeñó en no tomarse la merienda.

-Mira Iván, me tienes harta ya esta tarde, siéntate ahora mismo y bébete la leche que esta tarde pruebas la zapatilla.

Ante aquella amenaza, el hermano mayor se puso alerta, y no sólo se puso alerta, sino que tuvo una erección bastante considerable.

-No quiero leche, que ya te lo he dicho, mierda!!!

-¿Cómo?¿Qué me has dicho?

-Nada-

-¿Nada? Ahora verás.

Entonces Rocío con esa gracia gitana que tenía, dio una patadita y su zapatilla salió disparada, se agachó como una centella, la recogió del suelo y le dio al pequeño de la familia seis o siete duros zapatillazos que retumbaron en la cocina.

-Bébete la leche!!!

-Noooooooooo buaaaaaaaaaaaaaaaa

-Ahora lo veremos, plasssssss plassssssssss plasssssssssssssss plassssssssssss plassssssssssss plasssssssssss, ¿Te la bebes ya?

El chaval tenía el culo hirviendo lloraba como una Magdalena, pero el último resquicio que le quedaba de orgullo, le obligó a seguir en sus trece, y pese a que sabía lo que se le venía encima, volvió a berrear

-NOOOOOOOOOOOOOOOO.

-Pero será posible, ahora veremos si la te bebes o no te la bebes!!!

Rocío agarró al chaval, con el brazo izquierdo, lo atrajo hacia su cuerpo y allí aprisionado empezó a descargar sobre el trasero del chaval su chinela azul marino, aquello era una ametralladora, le dio un palizón junto al frigorífico, que provocó que los aullidos del niño se oyeran fuera de la casa.

Tras aquella retahíla de duros y rápidos zapatillazos, Rocío por fin se detuvo, ...