1. La chacha que cambió mi vida.


    Fecha: 17/02/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: slipper, Fuente: TodoRelatos

    Relato inspirado en otros dos de hace unos veinte años llamados “Rocío una chacha con temperamento” y “Reencuentro con Rocío” del gran Manuel Villalba, y dedicado a un amigo madrileño que él sabe quién es.
    
    Nos situamos a principios de los años 70 en una familia bien en Madrid, compuesta por Miguel, un hombre rico y muy ocupado que se quedó viudo con dos niños pequeños y se casó de segundas con Ana Mari, una mujer casi veinte años menor, a la que sólo le importa la buena vida, el lujo y sus caprichos.
    
    Cuando se celebró la boda los hijos de Miguel y por tanto hijastros de Ana Mari, eran David el mayor, un preadolescente revoltoso y muy celoso de su intimidad al que ya volvían loco las faldas, y su hermano casi cuatro años menor Iván, mucho más dócil que su hermano aunque no menos inquieto.
    
    Ya desde el primer momento David tuvo una relación de amor-odio con su madrastra, no le gustaba nada de ella, excepto el físico, era una mujer muy bien parecida, guapa, ojos negros bellísimos, pelo un poco rizado por los hombros, estatura normal, unos buenos pechos y un cuerpo con unas curvas muy apetecibles, a sus 27 años estaba en su plenitud.
    
    Ana Mari dio muestras pronto de su verdadera cara, sobre todo cuando se quedaba a solas con los niños, que era todas las tardes después del colegio.
    
    -A vosotros dos os meto yo en cintura aunque os tenga que romper la zapatilla en el culo, ¿me habéis oído?
    
    Aquella tarde el ambiente era tenso en el casoplón de los Colmenarejo, estaban en el salón la vieja chacha, los dos niños, y la nueva Señora de la casa, y después de la bronca no se oía una mosca, el pequeño Iván a punto de romper a llorar tenía lágrimas en los ojos, y fue entonces cuando la bondadosa y vieja chacha que llevaba en aquella casa desde antes de que nacieran los niños, trató de intermediar ante su nueva señora y dijo:
    
    -No sea dura con ellos Señora, fue jugand…
    
    -Cállate María.
    
    -Si Señora.
    
    -Que yo sepa, si no está el Señor, en esta casa mando yo, ¿está claro?
    
    -Si Señora muy claro, lo siento, no volverá a ocurrir.
    
    -Y que sepas que la educación de los niños es cosa mía, y aunque no sea su madre, actuaré como tal, y los educaré como si fueran mis propios hijos, y que no te quepa duda que si les tengo que dar unos buenos azotes se los voy a dar, ¿algún problema?
    
    -No Señora, ninguno.
    
    La nueva Señora estaba dejando las cosas claras desde el principio, y si tenía que humillar un poquito a la chacha, lo hacía sin vacilar un instante, en aquella casa ahora lo primero era ella, después ella, y más tarde ella misma.
    
    -Iván, y ahora dime quien ha roto el jarrón.
    
    Aquel fue el origen de la bronca, los dos hermanos jugando habían roto un jarrón con mucho estrépito, y aunque la pobre María trató de recogerlo todo, la nueva Señora que estaba en el baño, salió a tiempo de ver todo el estropicio, y allí estaban en el salón de la casa, los 4 de pie, y con un ambiente que se enrarecía por momentos.
    
    El pobre Iván sabía por supuesto ...
«1234...»