Las hermanas de mi ex --la pequeña iii- - Relatos Eróticos

Las hermanas de mi ex --la pequeña iii-

... intenso, gimiendo como si no hubiese mañana, espere que terminara, bombeando muy suave, para que siguiera gozando, cuando terminó, volví a empujar con más fuerza, fallándola para correrme yo, agachándome un poco, metí una mano para alcanzar una de sus tetas y estrujarla mientras retorcía su pezón, al tercer apretón volvió a correrse, al igual que el anterior, un orgasmo intenso y largo, luego me dedique por entero a mí, dándola unos buenos azotes y un buen magreo, mientas la enculada con fuerza, corriéndome en cinco minutos, una corrida brutal, como si llevase una semana, sin pajearme siquiera, ella espero que terminase y cuando, ya flácida salió de su culo, se giró besándome con mucha pasión, luego hizo que me sentase en el sofá y se puso a lamer mis huevos, escroto y a chupar mi polla, esta vez de una forma mucho más intensa que la anterior mamada, en 30 minutos me estaba corriendo otra vez en su garganta. Fue una mamada espectacular, cuando terminó de tragarse todo la acerque y la bese de forma muy intensa, mientras acariciaba sus pechos.

Lola- Puedo sentarme contigo, mi amo.

Yo- Si, ven

Y abrazándola se quedó acurrucada, acariciando mi pecho y besuqueando mi tetilla, no parecía que fuese muy esclava, o muy sumisa, pero desde luego era un auténtico pibón.

Estuvimos así como media hora, luego me dijo.

Lola- Mi amo, ahora sí me apetece comer algo, que puedo hacerte.

Yo- Vamos a la cocina y vemos que te apetece.

La di su camiseta y sus zapatillas y pasamos a la cocina, la pregunte

Yo- Te apetece una ensalada, pescado a la plancha o brasa y un vinito

Lola- Por mi perfecto. ¿que hago?

Yo- Te parece que la ensalada

Lola- Muy bien.

La di tomates, lechuga, queso fresco aceite y vinagre. Y una copa de vino blanco, estuvo trasteando, mientras yo preparaba una mini barbacoa en la ventana, colocando unos lomos de merluza, para que, despacito, se fuesen haciendo, mientras me tomaba una "00".

Estuvimos charlando de temas de la ciudad, de la vida, de una forma intranscendente, luego nos sentamos a cenar, tomándose otra copa de vino, se la soltaba la lengua. Terminada la cena me preguntó.

Lola- Quieres que me marché ya?

Yo- No, no quiero que te marches, me gustaría que pasases la noche conmigo, mañana te acerco donde tú quieras y a la hora que quieras, siempre que nos dé tiempo a un "penúltimo" polvo.